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CHISEC, Guatemala – Al igual que muchas otras niñas de Pecajbá, en Guatemala, Gladys Azucena Cho Cuc se vio obligada a abandonar sus estudios al momento de llegar a la secundaria. Su escuela sencillamente estaba demasiado lejos de su casa.

Para las niñas de las comunidades rurales del norte de esta zona,  ir a la escuela a menudo implica recorrer distancias enormes, pasando por maizales y ríos, o bien tener que desplazarse en medio de la oscuridad.

La mayoría de estas localidades son comunidades indígenas, y muchas de ellas enfrentan altos índices de discriminación y violencia de género. Por temor a que sus hijas sean objeto de acoso o agresiones, sus padres a menudo sencillamente optan por sacarlas de la escuela.

En el mes de marzo, el programa Abriendo Oportunidades, que cuenta con el apoyo del UNFPA,  junto con la Fundación de las Naciones Unidas y la Campaña Girl Up, entregaron bicicletas a alrededor de 250 niñas que habían sido obligadas a abandonar la escuela o estaban en riesgo de abandonar sus estudios.

Las bicicletas les harán más fácil el traslado a la escuela y, para su seguridad, las niñas podrán viajar juntas.

“Ahora puedo ir a la secundaria porque ya tengo una bicicleta, y además es más seguro viajar en grupo”, le comenta Gladys al UNFPA.

El poder de transformar vidas

La mayoría de las niñas indígenas que habitan en la zona  son pobres y marginadas, además de tener acceso limitado a agua potable, servicios de salud, caminos seguros y educación. Es común que estas niñas abandonen sus estudios y se casen a una edad temprana.

Un estudio realizado en el año 2015 mostró que de cada 10 niñas que se casan o se embarazan, nueve abandonan la escuela. Únicamente cuatro de esas 10 niñas han recibido información acerca de cómo evitar el embarazo.

Pero las bicicletas les ayudarán a continuar sus estudios.

“Una bicicleta tiene el poder de transformar vidas. Más que un medio de transporte, representa un símbolo de libertad y autonomía, además de ser un recurso que les permitirá a estas niñas continuar estudiando y no tener que renunciar a sus planes de vida”, afirma Verónica Simán, la representante del UNFPA en Guatemala.

“Sin una bicicleta, no podría haber continuado mis estudios”, nos dice Juana Toj Gómez. “El instituto estaba tan lejos que me llevaba demasiado tiempo regresar a casa por la noche. Mis hermanas mayores no tenían bicicletas, y no pudieron terminar sus estudios”.

Pero las bicicletas sólo son parte de la respuesta.

Mentoras y modelos a seguir

Actualmente, la Srita. Gómez es una estudiante universitaria y mentora del  programa Abriendo Oportunidades, que cuenta con el apoyo del UNFPA.

Desde el año 2013, Abriendo Oportunidades ha trabajado con más de 50 comunidades Q’eqchi mayas, convenciendo a sus líderes comunitarios de apoyar activamente la educación de las niñas y la prevención del matrimonio infantil.

El programa también ha identificado a 2,500 niñas y adolescentes que están próximas a iniciar su educación secundaria. Aproximadamente el 60% de las niñas ya habían abandonado la escuela. A estas niñas se les puso en contacto con mentoras de la comunidad.

Todas las mentoras son mujeres jóvenes, como la Srita. Gómez, que hablan la lengua indígena local y han recibido capacitación acerca de cómo empoderar a los jóvenes y  comunicar información precisa acerca de la salud reproductiva y los derechos humanos.

En el transcurso de los últimos 14 años, el programa ha beneficiado a más de 14,000 niñas y adolescentes.

Texto: Sabrina Morales, Rebecca Zerzan / Fotos: UNFPA, Alejandro De León
 


Acerca del Programa Abriendo Oportunidades

El Programa Abriendo Oportunidades, de Population Council, se implementa en Guatemala desde hace 14 años y ha desarrollado su proceso educativo en más de 200 comunidades de los pueblos indígenas del país, beneficiando a más de 14 mil  niñas y adolescentes que han visto expandirse su horizonte de desarrollo.  Ha acompañado a las comunidades en la transformación de sus propios conocimientos y actitudes hacia las niñas y a las autoridades para iniciar y mantener inversiones específicas enfocadas en el desarrollo de las niñas.

Los resultados evaluación de 2007 han demostrado la efectividad del programa ya que 100% de las lideresas, completó sexto grado de primaria  en comparación con el 82% nacional.  97% de las niñas y adolescentes previnieron el embarazo en comparación con el 78% nacional. 94% de las niñas adolescentes reportaron experimentar mayor autonomía y sentirse más cómodas al expresar sus opiniones.

El Programa se implementa en comunidades que solamente cuentan con escuela primaria y donde los matrimonios infantiles afectan a niñas desde los 14 años. Las niñas ingresan al programa desde los 8 años y pueden permanecer hasta los 18.  Cuentan con mentoras, mujeres jóvenes locales reconocidas en las comunidades por su liderazgo, empoderamiento y experiencia en incidencia local.