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En la Cumbre del Milenio en septiembre del año 2000, las y los líderes del mundo adoptaron la Declaración del Milenio y comprometieron a sus respectivas naciones a una alianza global para reducir la pobreza extrema, mejorar la salud y promover la paz, los derechos humanos, la igualdad de género y la sostenibilidad ambiental. Ha llegado la hora de que las naciones hagan efectivas estas históricas promesas y expandan los esfuerzos que son esenciales para terminar con la pobreza extrema.
 
De manera muy importante, las Metas de Desarrollo del Milenio (MDM) señalan un fuerte compromiso renovado con los importantes resultados de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (CIPD) de 1994, y sirven para promover la visión, aspiraciones y metas de aquel trascendental evento. El logro de algunas Metas –incluyendo el mejoramiento de la salud materna, la reducción de la mortalidad infantil, la promoción de la igualdad de género y el combate al VIH/SIDA– dependen directamente de asegurar el acceso generalizado a los servicios de salud sexual y reproductiva. Otras MDM, como la reducción de la pobreza extrema y el alcanzar la sostenibilidad ambiental, comparten una relación menos directa –aunque, de todas formas, importante– con la salud sexual y reproductiva.