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CIUDAD DE MÉXICO, México - En el mundo hay más de 1.8 mil millones de jóvenes, de los cuales 160 millones se encuentran en América Latina y el Caribe. La forma en cómo diseñen su plan de vida no solo determinará su propio futuro, sino el de la región y el mundo entero.

La región vive un momento singular, en el que la proporción de personas entre 15 y 60 años crece de manera sostenida, en relación con la de personas menores de 15 y mayores de 60 años. Esta etapa de transición coloca a la región en una gran ventana demográfica de oportunidades, donde el porcentaje de población en edad de trabajar y producir es algo más que el doble que la población dependiente. Sin embargo, para aprovechar plenamente esta oportunidad resulta imperativo invertir en educación de calidad, para que las y los jóvenes puedan llevar vidas productivas y tengan la oportunidad de conseguir un trabajo decente.

Al invertir en todo el potencial de la juventud, se les garantiza un paso a la vida adulta con un verdadero sentido de empoderamiento, en lugar de dejarlos atrapados dentro de la pobreza, la exclusión y la impotencia.

A pesar de los avances que la región ha tenido en los últimos años en diferentes áreas, existen desafíos persistentes en tema de juventud. La región tiene la segunda tasa más alta de embarazos adolescentes del mundo y se estima que casi el 18% de todos los nacimientos corresponden a mujeres menores de 20 años de edad. Cuando una adolescente queda embarazada o tiene un hijo, su salud, educación, potencial de obtener ingresos y todo su futuro pueden estar en peligro. Es por ello que ahora más que nunca, debemos abogar por ayudarlas a evitar la deserción escolar por embarazo adolescente.

La gran mayoría de los embarazos adolescentes no responden a una decisión de la mujer, y no eran buscados o deseados en ese momento. Existe un vínculo que no se puede negar entre la educación y la maternidad a temprana edad. Mantener a las jóvenes en la escuela se considera como un factor protector frente a los embarazos tempranos.

Cuando se le brinda a la juventud las oportunidades necesarias, pueden convertirse en verdaderos catalizadores de cambios importantes para sus comunidades. La participación juvenil en espacios de toma de decisiones, fortalece el desarrollo y el respeto a sus derechos humanos. Es el caso de Viviana Palacios, una joven lidereza de Colombia, quien participó en la construcción de la Política pública de juventud del Meta y sigue acompañando a su departamento para que haga realidad los derechos de los y las jóvenes.

Nayeli Yoval, coordinadora general de Elige, Red de Jóvenes por los Derechos Sexuales y Reproductivos de México reconoció, en el marco de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo que “se debe prestar atención especial a la medida prioritaria que se aboca a garantizar, sin ningún tipo de discriminación, las oportunidades para que la niñez y la juventud tengan una vida libre de pobreza y de violencia, con acceso a la protección y el ejercicio de derechos humanos, la disponibilidad de opciones y el acceso a la salud, la educación y la protección social”.

Texto: Guadalupe Valdés / Fotos: UNFPA Guatemala, Banco Mundial, HotSauce.

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