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CIUDAD DE MÉXICO, México - Las variables de etnia, raza, género y sus diversas intersecciones, como la orientación sexual, son elementos comunes en las reivindicaciones de los pueblos indígenas y afrodescendientes de América Latina y el Caribe.

Pese a ser los habitantes originarios, en América Latina muchas comunidades indígenas corren el riesgo de desaparecer física o culturalmente, según un estudio publicado recientemente por la CEPAL, que se basa en cifras del 2010. De hecho, con unos 45 millones de personas, tan solo representan el 8,3% de la población.

El país con más indígenas con una diferencia abismal es México, con 17 millones, seguido de Perú (7 millones), Bolivia (6,2 millones) y Guatemala (5,9 millones).  Sin embargo, otro de los datos relevantes es la proporción de este colectivo dentro de un mismo país. En este caso, Bolivia es el que contiene una mayor proporción de indígenas respecto al número de población, ya que representan el 62,2%,  seguido de Guatemala (41%), México (15,1%) y Chile (11%). Pese a que en Brasil solo hay 900.000 indígenas (0,5% de la población), también es el país de la región con más cantidad de pueblos originarios.

Con más de 173 millones de afrodescendientes en la región, incluyendo a Estados Unidos y el Caribe, las dificultades estadísticas para identificar a esta población específica sigue siendo un reto en nuestra región. De hecho, en la ronda censal 2010 Perú, México y República Dominicana no incluyeron la variable afro en la recolección de datos.

Dos poblaciones, de una misma región, que enfrentan situaciones de discriminación y de no reconocimiento pleno de sus derechos que se refuerzan cuando diversas situaciones convergen: ser mujer y negra, joven y afro, mujer adulta mayor, por ejemplo constituyen variables de mayor exclusión y vulnerabilidad.

“Entender desde las mujeres indígenas qué es la salud sexual y reproductiva y, a partir de eso,  avanzar en las políticas públicas. Por ejemplo, el uso del idioma es importante, pero es sólo un elemento. El primer paso es el contenido, la concepción de los procesos. El idioma es una herramienta que si no adapta los contenidos no logra reflejar nuestras cosmovisiones”, sostuvo Teresa Zapeta, del Fondo Internacional de Mujeres Indígenas, en el marco de la Segunda Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo.

El reconocimiento jurídico, visibilizar su participación histórica, estrategias para combatir el racismo y reconocerse como pueblos originarios son aspectos que reclaman una atención urgente en materia de derechos de pueblos indígenas y afrodescendientes, a fin de mejorar las condiciones de vida de las personas, particularmente lo relativo a salud sexual y reproductiva de niñas, adolescentes y mujeres.

 

“Nosotros no somos población afro, somos pueblo originario afrodescendiente. El Convenio 169 de la OIT toma esta mirada y está acorde a nosotros: por más de cinco siglos hemos desarrollado una cosmovisión y una cosmogonía propias. Habitamos antes de la conquista y colonización, así que somos originarios”, propone Jhon Antón, del Instituto de Altos Estudios nacionales de la Universidad de Posgrado de Ecuador, en torno a los debates generados para la implementación del Consenso de Montevideo.

Conciencia identitaria, reconocimiento jurídico, consulta previa, recuperación de territorios y la no discriminación, son aspectos reclamados por las voces afro e indígenas de América Latina y el Caribe. Escucharlas e incorporarlas a las acciones es el reto que enfrenta la región y ante el cual la Guía Operativa del Consenso de Montevideo se constituye en una herramienta clave ante la Agenda 2030.

Texto: Carolina Ravera Castro / Fotos: Alvaro Serrano, Guadalupe Valdés, UNFPA.

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