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BOGOTÁ, Colombia - El Fondo de Población de las Naciones Unidas, UNFPA, presentó hoy el Informe del Estado de la Población Mundial 2015, titulado “Refugio en la Tormenta, una agenda transformadora para las mujeres y las niñas, en un mundo proclive a las crisis”. Vivimos en un mundo en el que las crisis humanitarias demandan altos costos de las economías, comunidades e individuos. Los conflictos y desastres naturales son noticia cuando suceden, pero no se visibiliza de la misma manera la fragilidad, vulnerabilidad y la creciente desigualdad, que deja a millones de personas atrapadas en una vida sumida en la pobreza, con poca esperanza de vivir en paz y en condición de desarrollo.

“Abandonar a esa niña, su comunidad y a su país, no es una opción. De una u otra forma, vivimos en un mismo mundo, y los gobiernos tienen la responsabilidad de proteger los derechos humanos y respetar la legislación internacional. Como ciudadanos globales, tenemos el deber de brindar apoyo y ser solidarios”, señaló el Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas y Director Ejecutivo del  UNFPA, Dr. Babatunde Osotimehin.

Más de 100 millones de personas precisan asistencia humanitaria, más que en ningún otro momento desde el fin de la segunda guerra mundial. Se calcula que entre los desplazados a causa de un conflicto o desarraigados por un desastre se encuentran 26 millones de mujeres y jóvenes adolescentes en edad reproductiva, cuyas necesidades y derechos deben atenderse.

“Juntos debemos luchar por crear un mundo en el que las mujeres y las niñas no deban hacer frente a numerosas desventajas, y en el que estén empoderadas por igual para desarrollar plenamente su potencial y para contribuir al desarrollo y la estabilidad de sus comunidades y naciones –antes de una crisis, a lo largo de esta y posteriormente-”, señaló el Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas y Director Ejecutivo del  UNFPA, Dr. Babatunde Osotimehin.

Las mujeres y las niñas se encuentran en una situación de desventaja extrema

Las mujeres y adolescentes soportan  una carga cada vez más pesada, a medida que la tormenta que desata crisis, guerras y desastres naturales se torna más violenta, y deja a su paso caos y destrucción. Sin la protección habitual que brindan las familias y las comunidades, las mujeres y las adolescentes suelen verse expuestas a la violencia sexual, los embarazos no deseados y las infecciones de transmisión sexual.

Medidas y servicios esenciales desde el primer momento de una crisis

Hasta hace tan solo 20 años, la salud sexual y reproductiva se mantuvo en un segundo plano ante prioridades en la respuesta humanitaria como el agua, el alimento y el albergue. El año pasado el UNFPA dio respuesta a 38 países en situación de emergencia humanitaria y distribuyó botiquines de salud reproductiva con medicamentos y otros suministros entre 35 millones de personas, con el fin de prevenir la mortalidad materna e infantil, reducir la transmisión del VIH, al igual que prevenir la violencia sexual.

Entre los servicios prioritarios de la respuesta humanitaria figura la atención obstétrica y neonatal de urgencia; sistema de remisión de urgencias obstétricas; suministros para partos higiénicos y sin riesgos; anticoncepción; preservativos; antirretrovirales; atención clínica para los supervivientes de violaciones.

Prevención, preparación y empoderamiento

El año pasado, las Naciones Unidas solicitaron 19.500 millones de dólares, una cifra sin precedentes para responder a las situaciones de crisis; no obstante, se registró un déficit de fondos inédito de 7.500 millones. Por cada dólar que se invierte en la acción humanitaria, 60 centavos se destinan al socorro de emergencia, 35 a la recuperación y 5 a la preparación.

Mejorar la resiliencia también ayuda a mitigar los posibles efectos negativos para la salud sexual y reproductiva de las mujeres y las niñas.

Una nueva visión para la acción humanitaria

La acción humanitaria puede sentar las bases del desarrollo a largo plazo. El desarrollo, cuando beneficia a toda la población y permite que esta disfrute de sus derechos, incluidos los derechos reproductivos, ayuda a los individuos, las instituciones y las comunidades a resistir las crisis. Asimismo puede acelerar la recuperación.

Para aumentar la resiliencia se precisa un desarrollo equitativo e inclusivo que proteja los derechos humanos, incluido el derecho a la salud sexual y reproductiva. El UNFPA reclama un programa humanitario transformador que incline la balanza en detrimento de la reacción y la respuesta, y en favor de la preparación y la resiliencia.


La Mortalidad Materna es más Elevada en las Zonas de Conflicto

En América Latina y el Caribe, 1 millón de mujeres no dan a luz en instituciones de salud y 2 millones de recién nacidos no reciben el tratamiento necesario para evitar complicaciones. Los conflictos y la violencia, también han perjudicado en gran medida la salud de las mujeres. En Colombia, las muertes maternas son casi ocho veces mayores en las comunidades donde hay presencia de grupos armados.

“Comencé a trabajar como partera hace 37 años”, dice Neida Waitotó, 1 de las 4 comadronas de Docordó, una comunidad ribereña de unos 1.200 habitantes, en su mayoría afrodescendientes, situada en una zona remota de la selva colombiana, a 2 horas en barco desde la ciudad más cercana.

“En 1978 vinieron las monjas, nos enseñaron el oficio de partera y nos entregaron material”. “Desde entonces -continúa- las comadronas de Docordó han seguido recibiendo capacitación, pero ningún equipo nuevo”. Aun así, han logrado que en el transcurso de estos años nacieran cientos de bebés de forma segura. “Y ninguna de las madres murió”, añade Waitotó, quien, hace una semana, asistió un parto de gemelos.

 

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