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Declaración de la Directora Ejecutiva del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la Dra. Natalia Kanem, sobre la lucha contra la discriminación y el racismo sistémicos

Vivimos tiempos difíciles y turbulentos.

Son momentos de sufrimiento para muchas personas, las afrodescendientes en especial. Han estallado protestas al grito de justicia a lo largo de los Estados Unidos y en todo el mundo.

El UNFPA se solidariza con la lucha global contra el racismo y apoya la oposición pacífica a cualquier forma de discriminación, marginación e injusticia. Las vidas de las personas negras importan.

La paz, la igualdad y la dignidad humana son los principios rectores de la labor de las Naciones Unidas. Como defensores de su Carta y las afirmaciones que contiene sobre la igualdad y los derechos humanos para todas las personas, es nuestro deber actuar y ser agentes del cambio.

La pandemia de COVID-19 ha puesto de relieve cómo la inveterada discriminación estructural, arraigada en el racismo, tiene una repercusión directa en la vida y los medios de subsistencia de las personas afrodescendientes y las comunidades indígenas, que han sufrido desproporcionadamente durante la pandemia.

El UNFPA ha estado preparándose para estar a la altura de este extraordinario desafío. Esto incluye dirigir nuestros esfuerzos hacia las comunidades históricamente oprimidas y apoyar las organizaciones e iniciativas encabezadas por personas afrodescendientes. Tanto la Organización como yo personalmente consideramos esto una prioridad.

Estamos intensificando nuestro trabajo durante el Decenio Internacional de los Afrodescendientes en curso mediante la ampliación de los programas orientados a empoderar a las mujeres, las niñas y los jóvenes afrodescendientes con el propósito de llegar a las personas más rezagadas. Esto constituye el eje del cumplimiento de la Agenda 2030 y de los compromisos de la Cumbre de Nairobi.  

La construcción de una sociedad equitativa depende de la acción individual, y comienza por todos y cada uno de nosotros.

Por tanto, hemos de asumir la responsabilidad por nuestras palabras y obras, a la par que renovamos nuestro compromiso con la dedicación común a los derechos, la salud y la autonomía física de todas las personas.

Utilicemos los acontecimientos recientes como catalizador y hagamos todo lo que esté en nuestro poder para encarar las desigualdades arraigadas, y derribar las barreras sistémicas que impiden a las comunidades más vulnerables disfrutar de sus derechos humanos.

Aprendamos de las lecciones derivadas de la pandemia a fin de construir sistemas de salud y protección social más fuertes y resilientes que permitan a todas las personas en todas partes del mundo acceder a los recursos que necesitan para llevar una vida digna y con oportunidades, libre de discriminación y daño.

El Dr. Martin Luther King, Jr. habló de la urgencia feroz del presente. Juntos, entre todos, podemos cambiar la vida de las personas y sus comunidades. Con ello, servimos al conjunto de la humanidad y, parafraseando al Dr. King, podemos encauzar la historia hacia la justicia.

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