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Ciudad de México. Miembros de la Federación Latinoamericana de Obstetricia y Ginecología, FLASOG se dieron cita en Ciudad de México los pasados 31 de julio y 1 y 2 de agosto para realizar la Primera Cumbre Iberoamericana de Anticoncepción.

 

En el marco del evento, se realizó un conversatorio en el que participaron varios de los asistentes a la cumbre para reflexionar acerca de lo que ha significado en el debate internacional de los últimos 25 años el tema de la salud sexual y reproductiva, posterior a la Conferencia Mundial de Población y Desarrollo celebrada en el Cairo en 1994.

 

Durante este espacio, todos los ponentes coincidieron en señalar que el tema de la anticoncepción es uno de los pilares básicos para el cumplimiento de los derechos sexuales y reproductivos como una de las metas implícitas en los objetivos de desarrollo sostenible, especialmente la erradicación de la pobreza y la equidad de género.

 

Al respecto, Virginia Camacho-Hübner, Asesora Regional en Salud Sexual y Reproductiva de UNFPA, y moderadora del conversatorio, afirmó “que el acceso universal a la salud reproductiva en Latinoamérica es uno de los grandes desafíos en la región, si se tienen en cuentan las brechas históricas entre grupos sociales y económicos, la disparidad en los sistemas de atención y los hábitos de comportamiento que difieren de un lugar a otro”.

 

Para Karla Berdichevsky, Directora General del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva de la Secretaria de Salud de México DF, el reto actual del acceso en la región está en hacer un mayor énfasis en grupos minoritarios y población joven.

 

“La prioridad debe ser escuchar a las mujeres de estos grupos, empoderarlas para que puedan expresar sus necesidades y acceder a los métodos anticonceptivos con el conocimiento suficiente para elegir entre las opciones que más les convengan” puntualizó la doctora Berdichevsky.

 

Por su parte, el médico gíneco obstetra chileno Anibal Fauntes, experto en reproducción humana y sexualidad femenina, enfatizó que para la próxima cumbre de Nairobi que se realizará en noviembre de este año quiere enviar un mensaje con dos puntos importantes: “Si bien es cierto que el acceso a los métodos anticonceptivos ha ido mejorando en América Latina, los adolescentes deben seguir siendo una prioridad en salud sexual y reproductiva. Aún no hay los suficientes centros de servicios amigables para jóvenes, por ejemplo".

 

De otro lado, se ha avanzado conceptualmente en el tema de equidad de género, pero la violencia contra la mujer debe ser una de las prioridades para tratar en esta cumbre, en especial en rutas y protocolos de atención. "Si llega una mujer violentada al consultorio de un ginecólogo no hay protocolos claros de atención. Aún los médicos no sabemos cómo proceder ni cómo orientarlas al respecto. Como médicos no podemos ser parte del problema, sino de la solución”, señaló el doctor Faundes.

 

El doctor Pío Iván Gómez, de la International Planned Parenthood Federation, indicó por su parte que su mensaje para la cumbre en Nairobi es que los abortos clandestinos siguen siendo un estigma en la región. “El debate en América Latina en el tema del aborto no debe quedarse en si es o no, sino en prioridades como aborto seguro y en proveer las condiciones médicas necesarias. En toda América latina hay deficiencias en los servicios. Es antiético que la región no brinde servicios de interrupción del embarazo en los centros hospitalarios”.

 

Para finalizar, el conversatorio concluyó que cualquier avance en el acceso a la salud reproductiva en América Latina y el Caribe no podría lograrse sin enfrentar las disparidades sociales y económicas, entre ellas la necesidad de mejorar el acceso de las minorías y poblaciones más vulnerables, así como de las y los adolescentes, a los servicios de salud reproductiva, además de incluir temas prácticos como protocolos para atención a casos de violencia de género y aborto seguro.

 

Así lo confirmó Karla Berdichevsky: “Nuestro reto es actuar pensando en el usuario de nuestros servicios, pensar en las personas y en sus necesidades, tomando en cuenta su perspectiva de vida. Así se reducirán las brechas en el tema de salud sexual y reproductiva.”