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Ciudad de Guatemala. El Instituto Nacional de Estadística de Guatemala reveló, luego de 16 años sin censo, los resultados del XII Censo de Población y del VII Censo Nacional de Vivienda, y dio a conocer que la cifra actual de guatemaltecos censados alcanza los 14,9 millones de personas.

El acontecimiento estadístico más grande en Guatemala en tiempos recientes es producto de un arduo recorrido desde 2016, cuando el Instituto Nacional de Estadística, apoyado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas, inició el proyecto para obtener los datos que fueron presentados a la sociedad guatemalteca. En el proceso participaron más de 25 mil personas, en un trabajo que requirió rigurosidad técnica y alianzas a nivel nacional, territorial y comunitario.

Tal como lo afirmó el Presidente de la República, señor Jimmy Morales, el gobierno deja así un legado estratégico para las presentes y futuras generaciones, “quienes usarán esta información para el bienestar de toda la Nación. Estos resultados son un logro para el país y de gran beneficio para la toma de decisiones en el presente y en el futuro”.

Por su parte, Mauricio Guerra, Gerente del Instituto Nacional de Estadística, explicó que el Censo desarrolló un marco de gestión técnico y político, que permitió trabajar en la construcción de la gobernabilidad y estableció las condiciones para la ejecución de los procesos censales. “En eso debemos agradecer a cada persona que le abrió la puerta al Censo. Este ejercicio democrático, que comprende una operación territorial compleja y de grandes proporciones, fue posible sólo gracias a la confianza de las familias guatemaltecas”, afirmó.

Los resultados del Censo constituyen a partir de ahora la herramienta fundamental para diseñar políticas públicas, programas y proyectos que permitan el mejoramiento de la calidad de vida de las personas, en la ruta al desarrollo sostenible.

 

Un retrato del país

En eso coincide Sheila Roseau, Directora Regional, Interina de la Oficina Regional de UNFPA, quien aseguró que “una forma de explicar la esencia de un Censo es definirlo como una fotografía del país. Esto significa que retrata a las personas que lo integran: su edad, sexo y pertenencia a los diferentes pueblos, así como la forma en que viven: cómo están conformados sus hogares, las condiciones de sus viviendas, los servicios a los que tienen acceso y su ubicación exacta en el territorio. Pero más allá de los números, un Censo representa la oportunidad de conocer la vida de las personas y de profundizar en sus necesidades y sus potencialidades. UNFPA ha acompañado técnicamente a 132 países en la realización de sus Censos alrededor del mundo”.

El último año en que se realizó el Censo en Guatemala, en 2002, la cifra de población estaba en 11,237,196 personas, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Diecisiete años después, la misma institución informa que la mayoría de la población censada son mujeres, con el 51,5% del total, mientras que el porcentaje de hombres alcanza un 48.5%. En oposición, la jefatura de los hogares es ejercida por los hombres en un 75,7%, mientras que las mujeres alcanzan un 24,3%; representando un aumento de dos puntos porcentuales de las jefaturas de mujeres en el hogar.

Gracias al trabajo conjunto de INE y UNFPA, Guatemala cuenta hoy con información crucial sobre su territorio y población. Entre ello, la claridad de que en el país el grupo de 15 a 64 años, con un 61%, es el más numeroso de la población, seguido por un alto porcentaje de niños y niñas entre los 0 y los 14 años, que alcanza el 33,4%.

Otro dato relevante, según Pablo Salazar, asesor regional del Fondo de Población de las Naciones Unidas, es que la esperanza de vida de los niños se incrementó, y el promedio de personas por hogar se redujo de 5.2, en el 2002 a 4.5 en 2018.

Según las respuestas de los habitantes, el 56% se considera ladino, mientras que el 41.7% se identifica como maya. En cuanto a fecundidad, el promedio de hijos se redujo de 4.6 en 1994 a 3.8 en 2018. Un 43% de la población alcanza un nivel educativo de al menos la primaria, un 27% educación media y apenas un 5% educación superior. Vale la pena destacar que hay un 20% que no tiene ningún nivel educativo. 

Ana Rivas, Representante Auxiliar de UNFPA, destaca la importancia de que Guatemala haya dado prioridad al Censo de Población y Vivienda luego de 16 años, fortalecer la toma de decisiones y el diseño de políticas públicas con base en evidencia y datos desagregados, lo cual se enmarca en la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, cuyo principio central es de no dejar a nadie atrás, recalcó.

El Censo contó con un modelo de acompañamiento y asistencia técnica internacional para asegurar el cumplimiento de estándares internacionales de calidad, con la participación de expertas y expertos del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía -CELADE/CEPAL-, de oficinas de estadística de países de la región como el Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México -INEGI-, mediante  al menos 35 misiones de asistencia técnica entre 2016 y 2019; asimismo se ha tenido el apoyo permanente de la  Oficina Regional de UNFPA para Latinoamérica y el Caribe, su sede en Nueva York y la Oficina de Adquisiciones en Dinamarca.

El trabajo conjunto de INE y UNFPA  permitió recolectar, organizar, procesar y analizar la información  de las características de la población guatemalteca, incorporando innovaciones y temática censal que responde a la nueva Ronda de Censos 2020, en áreas como pertenencia de la población por auto identificación, medición de discapacidad o dificultades que experimentan las personas para realizar actividades, acceso de los hogares a servicios, equipamiento y tecnologías de la información y comunicación, entre otros.  Actualmente, en el marco de los procesos post censales se desarrolla la conciliación demográfica y las proyecciones de población en sus distintos niveles, así como todo un proceso de difusión de los resultados y productos censales.

El Censo permitirá una mejor planificación de las acciones gubernamentales y de la inversión en educación, seguridad y salud, así como de servicios básicos como acceso a agua potable, energía eléctrica, transporte, vías de comunicación, internet, telefonía móvil, entre otros.

“Poner fin a la pobreza y la discriminación; promover la salud sexual y reproductiva; mantener a las niñas y adolescentes en la escuela por más años y mejorar la calidad de su educación; prevenir los embarazos en niñas y adolescentes y la violencia contra las mujeres, y promover su empoderamiento; invertir en liberar el potencial de las personas jóvenes, son desafíos que se pueden alcanzar si contamos con información oportuna, de calidad, desagregada por edad, sexo y pueblo”, puntualizó Sheila Roseau.