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EL ALTO, Bolivia - “Esto estaba vacío, y tal vez no iban a subir el censo hasta aquí, era viviendas no más, éramos tres”, cuenta Mery Medrano, nacida en El Alto, Bolivia, ciudad que colinda con La Paz.

Ella vive a 6 kilómetros del aeropuerto de El Alto y a 40 minutos de La Ceja, donde están la mayoría de los edificios administrativos, comerciales y las organizaciones sociales de la ciudad de El Alto. 

Durante el censo de 2012, la madre de Mery insistió a sus familiares sobre la importancia de ser censados. “Allí nos reunimos y nos hemos hecho censar mi hermana, mi hermano, primos, sobrinos... toda la familia, allí nos censaron”, cuenta Mery, quien viajó hacia el centro de El Alto en aquella ocasión. 

Pero el barrio de Mery cambió mucho de 2012 a la actualidad. “Ahora ya está muy llenito”. 

Antes, los pocos vecinos no tenían acceso a servicios de alcantarillado ni de electricidad. El agua la traían desde la avenida. Fue el incremento del número de vecinos lo que convirtió el desarrollo de infraestructuras básicas en una prioridad.

Sin embargo, todavía la situación de Mery no es óptima.


Mery Medrano fue una de las millones de personas censadas este año en Bolivia. ©UNFPA Bolivia/Vassil Anastasov

Ella tarda 30 minutos caminando a pie para acceder a sus víveres. Además, su casa es una vivienda social y aún no tiene la documentación. Poco a poco, ella debe pagarla pero le ha faltado el dinero. 

Mery cose enaguas, faldas y polleras en su pequeña máquina de coser. Teje gorros, chompas y mantas. Hace piezas de macramé. Crea blusas y arregla zapatos de segunda mano. Se levanta a las cuatro de la mañana y sale a las cinco a vender en Río Seco, al norte de su ciudad o en las ferias de poblados cercanos. 

La demanda de sus productos varía durante el año, con momentos de alza tanto en diciembre como en Carnaval. Sin embargo, las ganancias no son suficientes para hacer frente a los gastos y casi la totalidad van dirigidas a comprar víveres.

Mery fue una de las millones de personas censadas en su hogar el 23 de marzo de 2024. 

Esta vez sí llegaron hasta su casa

De acuerdo con información del gobierno de Bolivia, se reclutaron más de 850 mil censistas voluntarios, un incremento del 215%. Ese día las voluntarias y voluntarios llegaron a 5.8 millones de viviendas en Bolivia. 

Daniel Allende, Asesor Técnico del UNFPA del Censo de Población y Vivienda del Estado Plurinacional de Bolivia, explica que “los censos son la actividad que mueve más personal del Estado en tiempos de paz, ni las guerras movilizan tantos voluntarios”.

Otro factor de éxito de este ejercicio fue que se realizó una actualización cartográfica georreferenciada, con uso de tecnología satelital y visitas al terreno desde la Amazonía hasta los llanos. 

O sea, no fue una cartografía hecha en oficina. Esta innovación permitió saber dónde estaba cada vivienda, con sus coordenadas geográficas en los 9 departamentos de Bolivia. El objetivo fue llegar, no sin complejidades y desafíos, hasta los más recónditos lugares. 

Todo esto implica un esfuerzo de las instituciones nacionales, los organismos gubernamentales, las comunidades, las fuerzas armadas, la policía. 

Mery y el censo de 2024

Los censistas voluntarios que visitaron a Mery anotaron que su casa cuenta ahora con agua potable, luz eléctrica y alcantarillado, que tiene 40 años y 5 hijos de 21, 18, 14, 12 y 8 (tres varones y dos niñas), que todos viven bajo el mismo techo y que Mery sostiene económicamente el hogar. 

Sin embargo, no supieron que su esposo la abandonó y ahora su prioridad es que sus hijos e hijas estudien. “Yo no les quiero perjudicar, no quiero que sean como yo, por eso les apoyo. Quiero que sean grandes, que un día, ellos teniéndome a mí un poco de mayor, me saquen de donde estoy. Por eso a ellos les hago estudiar.”


Mery Medrano sostiene económicamente su hogar y prioriza la educación de sus hijos. ©UNFPA Bolivia/Vassil Anastasov

Mery tuvo que dejar la escuela primaria para ponerse a trabajar porque “mi papá también nos abandonó y mi mamá no podía con siete hermanitos”. 

En la actualidad tanto ella como su comunidad tienen necesidades urgentes que resolver. Por ejemplo, necesitan encarecidamente un bus que los conecte con la avenida principal de la zona en la que residen. Al ser vendedora ambulante, Mery tiene que llegar a tiempo para asegurarse un puesto donde vender en la feria de Río Seco. 

Los hijos de Mery van y vuelven del colegio a pie. A veces, deben de quedarse a dormir donde la madre de Mery, ya que “a la noche es un poco peligroso”.

Ellos esperan que toda la información obtenida se transforme en mejoras para sus vidas. Y no están lejos de la verdad. Los censos pueden contribuir a elevar la calidad de vida de las personas si la información se utiliza para crear políticas públicas inclusivas. 

"Los censos actúan como espejos de la sociedad, nos enseñan realmente la diversidad y la complejidad de la población en todo el terreno”, asegura Sabrina Juran, Asesora Regional en Población y Desarrollo de la Oficina Regional del UNFPA para América Latina y el Caribe. 

“Al entender las necesidades de cada persona se pueden crear programas enfocados en estas necesidades. De este modo, se cierran las brechas que impiden que cada persona pueda vivir su vida a su completo potencial".

El censo de marzo de 2024 en Bolivia contó con un trabajo coordinado a través de comités técnicos interinstitucionales, reuniones con ministerios e instituciones públicas y privadas, además de la coordinación con las oficinas del Sistema de Naciones Unidas, UNFPA, CELADE y CEPAL.