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CHIMALTENANGO, Guatemala –  Natividad Coc cree que las parteras nacen, no se hacen, y ella descubrió su vocación y se inició en la partería cuando todavía era una jovencita.

En una tarde soleada, durante uno de sus recorridos por el distrito montañoso de Chimaltenango, la señora Naty – tal como se le conoce – se detiene a visitar a Paola, una joven de 21 años de edad que se encuentra embarazada de su segundo hijo. Antes de comenzar el examen, cariñosamente le pregunta a Paola por los siete niños de su familia que ella ayudó a traer al mundo. Después del examen prenatal, platican acerca de la dieta de Paola y la señora Naty le receta un té de hierbas locales.

Paola afirma que ella confía en la señora Naty más que en los médicos de un hospital o clínica, pero añade que si la señora Naty le detectara un problema y la canalizara a una instalación médica para hacerse un ultrasonido o recibir tratamiento, ella acudiría.

Y Paola se encuentra lejos de estar sola. En Guatemala, alrededor del 60 por ciento de los nacimientos  que tienen lugar a nivel nacional –y más del 90 por ciento en algunas áreas rurales– son atendidos por parteras profesionales y  tradicionales, y únicamente el 51 por ciento de los nacimientos tienen lugar en instalaciones de salud.

Guatemala también es uno de los países más pobres de América Latina, y durante mucho tiempo ha registrado una de las tasas de mortalidad materna más altas de la región.

En el año 2006, en un intento por reducir esta tasa, UNFPA sumó esfuerzos con el Ministerio de Salud de Guatemala, diversas ONG y grupos de mujeres, con el fin de impulsar un abordaje intercultural hacia la salud materna basado en la amplia experiencia de las parteras pero que, al mismo tiempo, les brindara capacitación y acompañamiento y las vinculara con médicos e instalaciones médicas. 

Combatiendo la mortalidad materna a través del conocimiento tradicional

“Yo mismo nací con la ayuda de una partera,” afirma el doctor José Florencio Simón, Director de la Asociación de Servicios Comunitarios de Salud (ASECSA) de San Juan de Comalapa, una organización a la que las parteras de la región acuden de manera regular para compartir sus experiencias y recibir capacitación. “Aquí en Comalapa tratamos de integrar diferentes tipos de saberes.”

 

Para mejorar la atención que reciben estas mujeres y niñas indígenas, UNFPA y sus aliados han capacitado a parteras y a un equipo de educadores comunitarios acerca de todos los aspectos de la salud reproductiva –incluidos derechos reproductivos, atención prenatal y postnatal, planificación familiar, signos y síntomas de embarazos de alto riesgo y la importancia de contar con una partería calificada durante el nacimiento.En Guatemala, el 40 por ciento de la población es indígena, con un total de 24 etnias o grupos diferentes, y más de la mitad de los guatemaltecos viven en áreas rurales, en donde a menudo existen pocos prestadores de servicios de salud. En consecuencia, muchas personas desconfían de los prestadores de servicios de salud no tradicionales y a menudo asocian el acudir a clínicas y hospitales con terminar en la mesa de operaciones.

Estos educadores, que en su mayoría son hombres locales, llevan su conocimiento a sus comunidades, en donde pueden ayudar a involucrar a otros hombres en el proceso. A menudo también apoyan a las parteras y a los equipos de atención obstétrica durante partos y emergencias.

Las parteras salvan vidas

De acuerdo con estimaciones de UNFPA, una fuerza laboral de partería bien capacitada y con el apoyo adecuado en entornos de bajos recursos podría ayudar a evitar alrededor de  dos terceras partes de todas las muertes maternas y de recién nacidos. Por ello, desde el año 2009, UNFPA ha ayudado a capacitar a más de 35,000 parteras en Guatemala.

 

Y la salud de las madres y los bebés en Guatemala está mejorando. Desde 2005, la tasa de mortalidad materna ha disminuido en un 27 por ciento, pasando de 120 a 88 por cada 100,000.El Fondo también trabaja con Ministerios de Salud, hospitales y trabajadores de salud para apoyar la atención obstétrica de emergencia en lugares en donde ésta no es de fácil acceso, además de trabajar para mejorar la disponibilidad de anticonceptivos de calidad y confiables en todo Guatemala.

“Pudimos reconocer el saber ancestral que tienen las parteras y cerrar la brecha, para finalmente adoptar un enfoque balanceado dirigido a reducir las tasas de mortalidad materna,” afirma Lourdes Xitumul, la Secretaría Presidencial de la Mujer.

Durante sus 23 años de trabajo como partera, Rosa María Chex, una mujer de 59 años de edad, ha ayudado a traer al mundo a más de 1,000 bebés. “En un hospital, una mujer tiene a su bebé y la dan de alta al día siguiente,” afirma al explicar por qué su experiencia es única e importante. “Nosotros no sólo ayudamos con los nacimientos; también apoyamos a las mujeres y les damos asesoría y orientación a lo largo del embarazo. Ayudamos a las madres a dar a luz, las visitamos todos los días durante el periodo de cuarentena y continuamos haciéndolo hasta por dos años. Esta es la razón por la que las personas se refieren a nosotros como abuelas."

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