Usted está aquí

BOGOTÁ, Colombia – Colombia es un país reconocido mundialmente por su cultura y la calidez de su gente. Es uno de los países más diversos de América Latina, que además cuenta con más de cien pueblos indígenas. La Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC, estima que las mujeres representan más del 50% de la población, y que son particularmente afectadas por el conflicto interno y otros tipos de violencia.

La violencia sexual, el matrimonio temprano, el embarazo en jóvenes menores de 14 años y la mutilación genital femenina son algunas de las prácticas que atentan contra la dignidad y afectan la salud de niñas, jóvenes y mujeres en diferentes pueblos indígenas en el territorio colombiano.

Desde 2007, ante la denuncia de la Personería Municipal de Pueblo Rico (Departamento de Risaralda, al centro-occidente del país) por casos de mutilación genital femenina a niñas Embera, que causaron su muerte, el Fondo de Población de las Naciones Unidas, UNFPA, dirigió sus esfuerzos a apoyar tanto a entidades del Estado, autoridades y comunidades indígenas Embera en un proceso de reflexión y transformación profunda encaminado a la erradicación de la práctica.

A raíz de esto, y bajo el acuerdo de que “la cultura debe generar vida y no muerte”, en el 2012 se logró la declaración pública de las autoridades indígenas Embera, a través del Consejo Regional Indígena de Risaralda, CRIR, de la suspensión de este tipo de prácticas, con el consecuente compromiso de trabajar en procesos de difusión interna de esta decisión, de formar a las mujeres para que conozcan sus derechos y los de sus hijas, y a las parteras para que renuncien a realizar la práctica, además de fortalecer la medicina tradicional y apoyar el liderazgo de las mujeres.

Estos compromisos siguen vigentes. Sin embargo, la decisión de las comunidades Embera de Risaralda aún necesita ser incorporada en su totalidad por parteras y líderes, y no es extensiva al resto de los pueblos Embera del país. Por tanto, se requiere que el país destine mayores recursos para fortalecer este compromiso y llegar a las más de 16 zonas del occidente colombiano donde se encuentran los Embera.

Velando por los Derechos de las Mujeres Indígenas

Patricia Tobón es una mujer Embera comprometida con la defensa étnica territorial y de los derechos de las mujeres indígenas colombianas y con la eliminación de la práctica de la mutilación genital en algunas comunidades Embera del país. Nacida en la comunidad  de Karmatarua del Pueblo Embera, a diferencia de muchas mujeres indígenas de Colombia tuvo la oportunidad de estudiar derecho en la ciudad de Medellín, en la Universidad de Antioquia, y es Especialista en Derecho Constitucional de la Universidad Externado de Colombia.

Desde joven se vinculó a organizaciones indígenas y es actualmente asesora de la Organización Nacional Indígena de Colombia, velando porque los temas de los derechos territoriales de los pueblos indígenas y para que los derechos de  las mujeres sean incluidos en las agendas políticas tanto de las autoridades indígenas como occidentales.

Patricia cuenta que “las mujeres indígenas se encuentran en alto grado de vulnerabilidad y vulneración constante de sus derechos humanos, como consecuencia de la alta inequidad  que existe hacia las mujeres indígenas al interior de sus sociedades culturales, agravado por la discriminación estructural en que se encuentran los pueblos indígenas por el Estado y el conflicto armado que  presenta Colombia”.

 

Señala que la discriminación múltiple de la que son víctimas  las mujeres Embera  ha hecho que algunas de ellas se vean abocadas  a la mendicidad como práctica de subsistencia cuando salen de sus territorios. “Detrás de los episodios de mendicidad  hay una historia  de violencia, abusos  y ausencia  de políticas de Estado  para la protección y garantías de derechos de las mujeres indígenas, ya que su mayoría  no acceden  a programas de educación, salud, vivienda, no acceden a la justicia, entre otros derechos,” asegura la lideresa comunitaria.

Patricia indica que el primer obstáculo que encontró, lo halló al interior de la sociedad cultural Embera, que principalmente es gobernada por hombres, bajo las reglas de autoridad masculina. “El proceso de formación que he recibido ha sido importante para orientar procesos  de defensa de los territorios indígenas, lo que posteriormente ha hecho que logre un reconocimiento importante para poder hablar sobre temas relacionados a garantizar los derechos de género al interior de mi pueblo,” señaló Tobón.  

En Colombia el pueblo Embera se encuentra  en 17 Departamentos  y 124 municipios. La Intervención para la Erradicación de la Práctica de la Mutilación Genital Femenina solamente se ha realizado en 2 Municipios, es decir teniendo en cuenta la magnitud territorial donde se encuentra el pueblo Embera, la problemática a atender es mucho mayor.

De acuerdo a la Defensoría del Pueblo, entre abril y julio de 2014, 11 niñas Embera de Risaralda fueron mutiladas, de las cuales 4 murieron. Gracias al trabajo concentrado en esta región, en los últimos 8 meses no se han registrado nuevos casos. Sin embargo, sigue siendo un reto contar con un registro y documentación rigurosa de los casos a nivel nacional, pues solo cuando las niñas son llevadas a una institución de salud estos casos pueden ser registrados.

Al preguntarle a Patricia si vislumbra la erradicación de la mutilación genital femenina en Colombia, la lideresa dice que sí es posible. “La comunidad de donde provengo lo logró, pero  esto podrá ser posible para otras comunidades del país, siempre y cuando el Estado Colombiano articule una estrategia concertada con el pueblo Embera para lograr este fin  que involucre procesos de educación y formación intercultural sobre la salud y los derechos sexuales y reproductivos”. 


Otros Países Pueden Verse Afectados

Debido a que en América Latina, las comunidades Embera se encuentran tanto en Colombia como Ecuador y Panamá, el UNFPA junto con otras agencias del Sistema de Naciones Unidas están trabajando en  el monitoreo y análisis para determinar si las prácticas de mutilación genital femenina se extienden a estos otros países. A la fecha, Colombia es el único país de la región en el cual se ha detectado dicha práctica.

En virtud de que las mujeres indígenas se encuentran en una situación especial, son más vulnerables y están más expuestas a situaciones de violencia sexual y de género, subordinación y discriminación, particularmente debido a que hay poca presencia gubernamental en el área, se crea un contexto favorable para que prácticas como la mutilación genital femenina se den aún en este siglo, sin que salgan a la luz pública.


Otros Recursos

 

En Búsqueda de la Igualdad: El Desafío de Más de 800 Pueblos Indígenas en América Latina

Uno de los mayores desafíos que enfrenta la región en su búsqueda de la igualdad es la inclusión de los derechos de los pueblos indígenas entre las prioridades de las políticas. Los retos son enormes, si se considera que en América Latina, existen más de 800 pueblos indígenas, con una población cercana a los 45 millones de personas, que se caracterizan por su amplia diversidad demográfica, social, territorial y política, e incluyen desde pueblos en aislamiento voluntario hasta su presencia en grandes asentamientos urbanos.

En la medida en que los derechos de los pueblos indígenas han sido reconocidos, el marco de referencia de la autonomía que ellos demandan ha sido el reconocimiento del derecho a la libre determinación, que supone la existencia y el ejercicio de derechos colectivos, así como el respeto a las instituciones y sistemas de autogobierno.

La Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas fue el instrumento en que se reconoció explícitamente este principio, planteando además que todos los Estados deberán consultar y cooperar de buena fe con los pueblos indígenas mediante sus instituciones representativas para obtener el consentimiento libre, previo e informado. La consulta es, entonces, el medio por el cual los Estados deben llegar a acuerdos y decisiones que garanticen los derechos de los pueblos indígenas, procurando el entendimiento mutuo y el consenso en la adopción de decisiones.

Crédito Editorial: Gema Granados, UNFPA Colombia
Fotografías: Freddy Cabarcas, UNFPA Colombia; Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC