El progreso se construye con la suma de muchos esfuerzos, es una carrera de relevos que se alarga a medida que las generaciones se suceden. Jesika Ajata, hija de Roxana Vargas y nieta de Alejandra Arriaga, es testigo de esta realidad: tiene la oportunidad de planificar cuándo desea quedar embarazada, estudia y lidera un emprendimiento que le apasiona, cosa que su abuela Alejandra nunca pudo ni soñar. Gracias al acceso de su generación a los métodos anticonceptivos modernos, Jesika puede planear su vida, su tiempo, sus metas y cumplirlas antes de criar a su descendencia, algo que su madre Roxana tampoco pudo hacer.
Son estos progresos los que muestra la exposición “Vidas entrelazadas, hilos de esperanza: eliminar las desigualdades en materia de salud y derechos sexuales y reproductivos”. Esta exhibición acogió la presentación regional del informe sobre el Estado de Población Mundial 2024, reporte insignia del Fondo de Población de las Naciones Unidas. Esta vez el reporte identifica cautelosamente las carencias en los últimos años de progreso en materia de derechos sexuales y reproductivos. Porque así como Genesis Gutiérrez, Enlace para la Región del Caribe de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora afirma “algo trascendental que hay que cambiar es dejar de ocultar los problemas”; es necesario poner cara y nombre a estas carencias.
A través de historias y fotografías personales tomadas en diferentes rincones de la región, la exhibición que acogió el conversatorio muestra cómo el paso del tiempo ha brindado a las poblaciones un mayor acceso a servicios básicos, incluidos los de salud sexual y reproductiva. Sin embargo, también ilustra a aquellas poblaciones dejadas atrás que todavía encuentran barreras para hacer efectivos sus derechos.
Estructurada alrededor de 7 estaciones, la exhibición refleja en qué punto se encuentra América Latina y el Caribe a 30 años de la celebración de la Conferencia Internacional sobre la Población y Desarrollo en El Cairo, en 1994, y la aprobación de su Programa de Acción. Este conjunto de historias humanas aborda los ámbitos de la salud materna, el acceso a planificación familiar, la erradicación de los embarazos adolescentes no intencionados, la reducción de la violencia de género y la producción de datos demográficos desglosados y de calidad.
Desde la historia de Bertha Arzú, enfermera pionera que contribuyó a avanzar los derechos sexuales y reproductivos a las remotas comunidades Garífunas en Honduras, hasta la del joven líder Alex Barahona que educa a los alumnos de la Escuela de Valores en la igualdad y la inclusión en Nicaragua, pasando por Jiseel Muñoz, la primera mujer tamborera de la comunidad Congo de Colón, Panamá, y la censista Rosa María Quispe Apaza, joven con discapacidad motriz que participó en el más reciente censo de Bolivia: todas estas realidades han sido el fruto de los últimos 30 años del progreso.
Ellos son tanto agentes como beneficiarios del cambio, conscientes de lo que se ha logrado, pero también de lo que queda por hacer.
Las historias de vida de la exposición se vieron acompañadas, durante el lanzamiento, por las palabras de la Directora Regional del UNFPA para América Latina y el Caribe, Susana Sottoli, y el diálogo con tres invitadas de honor, quienes protagonizaron un interesante conversatorio sobre los hallazgos del informe del Estado de Población Mundial. La Dra. María del Carmen Calle, Secretaria Ejecutiva del Organismo Andino de Salud ORAS-CONHU y con extensa experiencia en servicios de salud, así como Genesis Gutiérrez, y la joven lideresa indígena de Guatemala, Alejandra Sacalxot, compartieron puntos de vista poliédricos sobre las carencias actuales del progreso.
Porque es una realidad que el progreso no ha beneficiado a todas las poblaciones por igual, muchos han sido dejados atrás. Ciertamente, como la Dra. Calle comenta, lo que ha mejorado en los últimos 30 años en materia de salud sexual y reproductiva es el acceso; el acceso a educación, servicios, protección… Pero existen quienes aún enfrentan barreras para el acceso, esas personas son las más vulnerables.
Existen muchos factores que propician esta marginación: tanto la edad como la identidad sexual y de género, los ingresos, la situación migratoria, la cultura, la etnia, la raza o el idioma son facetas indentitarias que interactúan y se sobreponen, configurando en diferentes formas de discriminación sistémica, como muestra una de las estaciones de la exhibición. El resultado es una enorme brecha en cuanto al acceso a los servicios de salud y al ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos en base a esos factores, impidiendo que todas las personas dispongan de una vida íntegra y plena.
Las mejoras han ocurrido principalmente donde ha sido más fácil realizarlas. En las áreas rurales o de difícil acceso, con poblaciones de mayoría Indigena o afrodescendiente, o de bajos recursos, es donde menos progreso se ha alcanzado.
Como explica Susana Sottoli, Directora Regional del UNFPA para América Latina y el Caribe, “Somos ocho mil millones de personas en el mundo. Cada uno de nosotros, en nuestra unicidad y complejidad, somos uno de los millones hilos que constituye el complejo tapiz de la humanidad. Pero “Cada persona, cada hilo que se queda fuera del tapiz hace que la familia humana se convierta en un conjunto de hilos sueltos”. A medida que el progreso deja a personas atrás, el tapiz podría deshilacharse.
Solo a partir de datos desglosados, la toma de decisiones basadas en evidencia, y la construcción de marcos normativos inclusivos, podremos lograr fortalecer al complejo tapiz de la humanidad. El conjunto del informe sobre el Estado de Población Mundial y la exposición interactiva funcionan como “un llamado urgente a la acción”, en palabras de Sottoli; un llamado a la acción para “generar datos y evidencias que nos permitan una discusión aún con aquellas voces que no comulgan con nuestros valores.”