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NUEVA YORK (4 de febrero de 2010) - El embarazo en Haití era ya una situación de riesgo para la salud de las futuras madres incluso antes del terremoto que asoló Haití hace unas semanas. Donde una de cada 44 mujeres fallecía durante el embarazo o el parto, convirtiendo a Haití en el lugar más peligroso para dar a luz de todo el hemisferio occidental. 
 
Después del terremoto, el UNFPA está dando prioridad a la prestación de servicios de salud materna para aproximadamente 63.000 mujeres embarazadas de la zona afectada, 7.000 de las cuales darán a luz durante el próximo mes. Las deficiencias en materia de atención sanitaria de calidad, transporte, educación y nutrición que afectaban a la salud materna han sido exacerbadas por el terremoto, intensificando su grado de urgencia.
 
Un equipo de filmación de la Televisión Pública (EEUU) estaba investigando esta situación de emergencia permanente cuando se produjo el terremoto que dejó diezmado todo el sector salud. Su informe, que fue presentado la semana pasada en AHORA, indaga el trabajo realizado en Haití para disminuir los riesgos de la maternidad y los obstáculos a los que se enfrentaban las mujeres embarazadas incluso antes de la destrucción masiva. En este proceso aparecen como críticos tres momentos: los retrasos en la búsqueda de atención obstétrica, la demora en llegar a un centro donde puedan recibir atención adecuada, y los retrasos en conseguir la atención una vez que están en el centro. 
 
El apoyo a la capacitación de las parteras ha sido un papel clave para el UNFPA en Haití, que es uno de los 15 países prioritarios para el Fondo Temático de Salud Materna, por su alta tasa de mortalidad materna. Uno de los problemas actuales para Haití en esta materia es que  la única escuela de partería del país sufrió daños estructurales que la ha dejado, de momento, fuera de servicio. En la escuela se gradúan todos los años unas 38 parteras. 
 
Aunque el reto de mantener las madres y recién nacidos sanos y salvos nunca ha sido tan grande, el UNFPA considera que con la financiación adecuada, el apoyo público, y una aplicación más amplia de las intervenciones primarias, las muertes maternas podrían reducirse en un 70 por ciento. Se estima que alrededor de las 200.000 mujeres embarazadas que viven en Haití, 63.000 fueron afectadas por el terremoto.
 
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