PORT-AU-PRINCE, HAITI (24 de marzo de 2010) – Durante la semana pasada, Emanuel Eliacin se dedicó de lleno a una operación que parece misión imposible: seleccionar a mil jóvenes de entre 11 y 16 años que estén en campamentos de desplazados, ubicarlos en 20 autobuses, y llevarlos a un campamento de día para que corran, practiquen deportes y juegos, bailen, dibujen o participar en alguna de las muchas actividades que se ofrecen en el campamento para, finalmente, darles de comer y devolvérselos a sus padres sanos y salvos después de todo un día de actividad.
Mientras tanto, en la capital haitiana azotada por el terremoto, los asentamientos temporales se siguen extendiendo por parques, calles, plazas, e incluso campos de golf. Las direcciones dejaron de existir y la comunicación se realiza principalmente boca a boca.
En este entorno, la tarea de Eliacin es titánica, pero inexplicablemente todo marcha sobre ruedas.
Para una operación así hace falta un buen equipo
Parte de la explicación reside en su equipo de logísticos, patrulleros comunitarios, conductores, animadores y terapeutas. En total, cerca de 200 profesionales aseguran que la operación se desarrolle adecuadamente y cada uno vuelva a su sitio.
Los participantes reciben camisetas blancas con el logotipo del Ministerio de la Juventud, de manera que los facilitadores y demás personal los puedan reconocer. El cupo es limitado, por eso los padres tienen que haber inscrito previamente a sus hijos a través de un patrullero comunitario.
"Si abrimos nuestras puertas a todo el mundo, vendrían 100.000", señala Eliacin.
La información sobre el campamento se difunde en el programa de l'Avenir por megáfono en los campamentos.
Se estima que el total de desplazados en Haití asciende a 1,2 millones de personas, muchos de ellos jóvenes. Sólo en Champs de Mars - la plaza principal de la ciudad situada frente a las ruinas del Palacio Presidencial – habría unas 15.000 personas, y de ellos, cerca de 3.500 menores de 15 años.
Se prevé que el programa de Camp de l’Avenir costará más de 750.000 dólares, que el Ministerio está todavía tratando de reunir. El UNFPA, Fondo de Población de las Naciones Unidas, ha contribuido con 100.000 dólares y el Programa Mundial de Alimentos proporciona alimentos para las dos comidas que se sirven cada día. Los organizadores esperan mantener el programa en funcionamiento durante un total de seis semanas, hasta que se vuelvan a abrir las puertas de los centros escolares.
Un antídoto para el aburrimiento, y un lugar para obtener ayuda
Cassandra Antoine es una niña de 13 años. Mientras juega al fútbol en uno de los grupos del campamento de día, dice que de otra manera no tiene nada que hacer. "No me gusta no hacer nada", dice.
Jeudy Dickinson, de 12 años, dice que se pasa el día jugando al fútbol, porque quiere convertirse en un “gran jugador” para poder ayudar a su familia.
Nathalie Heyliger, estudiante de psicología, es una de las consejeras del campamento. Observa a los y las participantes cuando dibujan, bailan y juegan. "Si alguien es muy complicado/a o muy tímida/o, generalmente significa que algo no va bien", comenta. "Algunos dicen que no quieren vivir. Otros que no están interesados en participar en ninguna de las actividades. Otros simplemente están paralizados por el miedo a otro terremoto”.
El campamento cuenta con 40 psicólogos, pero con tantos niños y jóvenes, es difícil ayudarlos a todos. "Todos necesitan terapia", dice Heyliger.
El campamento de día también ofrece talleres en donde los participantes pueden sentarse y hablar sobre cosas que las cosas que pasan por sus mentes. El dibujo es otra forma muy fructífera de expresar pensamientos y sentimientos. Uno de los talleres ofrece información sobre salud sexual y reproductiva. Hay incluso un grupo que tiene por objeto la construcción de una casa con botellas de plástico llenas de arena.
El UNFPA está apoyando estas actividades como parte del apoyo a largo plazo de la organización a programas de jóvenes de todo el mundo. La organización trabaja para reforzar las habilidades de adolescentes y jóvenes para que puedan alcanzar sus sueños, pensar críticamente y expresarse libremente. También promueve temas relacionados con la salud, como el acceso a información y servicios sobre salud sexual y reproductiva.
— Trygve Olfarnes