Usted está aquí

RIOBAMBA, ECUADOR (7 de Septiembre de 2010) – Con quince años de edad - María Victoria Urquizo tiende al campo de patatas frente a la casa de su hermano en la comunidad indígena de Guanilchig. Tiene una impresionante vista del majestuoso nevado Chimborazo- La montaña más alta del Ecuador. A 3.500 metros (unos 11.500 pies) sobre el nivel del mar, el aire de la mañana a este nivel occidental de los Andes es inmarchitable.
 
La luz del sol refleja el colorido de los textiles indígenas tradicionales que María lleva puesto, pero la historia que cuenta es oscura. Un día de septiembre, cuando ella apenas tenía 14 años de edad, fue violada por un conocido que trabajaba junto a ella en el campo. "Yo solo lo conocí en una ocasión anterior", recuerda. Dos meses después del ataque, se dio cuenta que estaba embarazada. "Tenía miedo de ir a la policía. Yo sólo quería llorar ", dijo. El 28 de junio, dio a luz a una niña.
 
Ahora, ella vive con su hermano y su familia y combina su trabajo en el campo con el cuidado de su pequeña hija que aún no le a dado un nombre. A veces, María la cuñada o sus sobrinas la ayudan a llevar a la niña sin nombre.
 
"Calculamos que por día dos adolescentes quedan embarazadas (en esta provincia)", dijo Rosa Elena Lara, que es la responsable del programa de prevención de embarazo adolescente del gobierno ecuatoriano de la provincia de Chimborazo, una zona montañosa que alberga a casi medio millón de personas. "Pero hay una enorme cantidad de casos por abuso sexual que no son denunciados", añade.
 
Diversas historias detrás de los embarazos de adolescentes
 
Pero el embarazo adolescente no se ajusta necesariamente a un estereotipo específico y definitivamente no sólo un fenómeno rural.
 
Erika Mora, de 16 años de edad procedente de Quito, descubrió que estaba embarazada cuando comenzó a sangrar después de una caída. "Me dolía el estómago y estaba sangrando", dijo. Su novio Ricardo (18) le ayudó a llegar a un hospital cercano, donde le pusieron fin al embarazo. El feto había sido lesionado en la caída, y los doctores le dijeron que no había alternativa.
 
La pareja había estado usando condones cuando tenían relaciones sexuales, pero sólo ocasionalmente, aun cuando sabían que Erika podría quedar embarazada. "Simplemente no creíamos que nos pasaría a nosotros", dijo Erika. A pesar que la pareja había decidido dejar la escuela y empezar a trabajar para asegurar su sustento y el de su bebé, decidieron continuar con sus estudios y esperar ser un poco mayor para empezar una familia. "No es ninguna broma traer un hijo al mundo", dijo Ricardo.
 
Gioconda Gavilanes, dirigente nacional del programa para adolescentes ecuatorianos del Ministerio de Salud explicó que los grupos de alto riesgo de embarazo en la adolescencia suelen ser en las zonas rurales y pobres, pero que los jóvenes de las grandes ciudades como Quito y Guayaquil están en un riesgo igualmente elevado. Ella menciona que un serio obstáculo para la prevención de embarazos adolescentes es la falta de acceso a los preservativos y otros métodos de planificación familiar.
 
Creación de una red nacional de servicios para jóvenes
UNFPA, el Fondo de Población de las Naciones Unidas, está apoyando al Ministerio en el establecimiento de una red nacional de salud reproductiva y servicios de información, designado especialmente para los adolescentes y los jóvenes. Estos servicios tienen sus propios cuartos privados de espera y la aspiración es lograr tener un ambiente que sea acogedor y también de aceptación de los jóvenes de otras maneras.
Paola, una mujer embarazada de 19 años de edad que está estudiando para ser enfermera, dijo que sabía acerca de la importancia del uso de anticonceptivos, pero le daba mucha vergüenza ir a la clínica y pedirlos. El servicio de salud también ofrece información sobre salud reproductiva a los adolescentes a través de escuelas en la comunidad. "El nivel de conocimiento es muy bajo. Otro obstáculo es el "machismo", dijo Granda. "Las mujeres tienen que pedirle a sus esposos o compañeros permiso para poder usar anticonceptivos." Agrega que el personal de salud a veces representa un obstáculo. "No estamos capacitados para tratar con los adolescentes."
 
Su novio, que resultó tener una familia, le aseguró que no había necesidad de preocuparse por quedar embarazadas, porque "él sabía lo que estaba haciendo". A pesar de todo, Paola está decidida a terminar sus estudios y empezar a hacer una vida para ella y su hijo que no ha nacido.
 
Elizabeth Granda, una obstetra que trabaja en una pequeña clínica fuera de Riobamba, dijo que los adolescentes con frecuencia no buscan servicios de planificación familiar en los hospitales y clínicas regulares porque tienen miedo de chismes. "He estado aquí dos años, y sólo puedo recordar dos casos en que las niñas vinieron a pedir anticonceptivos", dijo. "En algunos casos niñas de tan sólo 15 las obligan a casarse si quedan embarazadas", dijo.
 
El servicio de salud también ofrece información sobre salud reproductiva a los adolescentes a través de escuelas en la comunidad. "El nivel de conocimiento es muy bajo. Otro obstáculo es el "machismo", dijo Granda. "Las mujeres tienen que pedirle a sus esposos o compañeros permiso para poder usar anticonceptivos." Agrega que el personal de salud a veces representa un obstáculo. "No estamos capacitados para tratar con los adolescentes."
 
Paola, una mujer embarazada de 19 años de edad que está estudiando para ser enfermera, dijo que sabía acerca de la importancia del uso de anticonceptivos, pero le daba mucha vergüenza ir a la clínica y pedirlos.
 
Su novio, que resultó tener una familia, le aseguró que no había necesidad de preocuparse por quedar embarazadas, porque "él sabía lo que estaba haciendo". A pesar de todo, Paola está decidida a terminar sus estudios y empezar a hacer una vida para ella y su hijo que no ha nacido.
Elizabeth Granda, una obstetra que trabaja en una pequeña clínica fuera de Riobamba, dijo que los adolescentes con frecuencia no buscan servicios de planificación familiar en los hospitales y clínicas regulares porque tienen miedo de chismes. "He estado aquí dos años, y sólo puedo recordar dos casos en que las niñas vinieron a pedir anticonceptivos", dijo. "En algunos casos niñas de tan sólo 15 las obligan a casarse si quedan embarazadas", dijo.
Un problema regional
 
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, el 18 por ciento de los niños nacidos en la región tienen madres adolescentes. Tener hijos a temprana edad expone a las niñas a un mayor riesgo de salud y con frecuencia les impide continuar su educación. Según la investigación, las niñas menores de 15 años que quedan embarazadas tienen cinco veces más probabilidades de morir por causas relacionadas con el embarazo o el parto que las de 20 años de edad. Este año, el informe los Objetivos de Desarrollo del Milenio publicados por las Naciones Unidas, establece que "el progreso se ha estancado en la reducción del número de embarazos de adolescentes, poniendo a más madres jóvenes en riesgo."
 
A nivel regional, el UNFPA, con el financiamiento del gobierno español y otros donantes, está prestando apoyo para evitar embarazos de adolescentes en varios países. Los esfuerzos de prevención incluyen los programas de educación, establecimiento de servicios de salud reproductiva para los jóvenes, capacitación del personal de salud, así como el provisión de métodos de planificación familiar y exhortar a los jóvenes que se aseguren que sus necesidades se conviertan en parte de la agenda política.
 
- Olfarnes Trygve