El almacén central tiene un valor estratégico dentro del aseguramiento de insumos de salud. Desde hace algunos años se han destacado algunos requisitos técnicos para su operación, e incluso la OMS promueve la incorporación de buenas prácticas de almacenamiento. Sin embargo, para asegurar la disponibilidad de los insumos de salud en tiempo y forma, los almacenes de medicamentos e insumos de salud requieren también de una adecuada definición de sus funciones dentro de la cadena de suministro, así como de su coordinación con el resto de los actores que integran dicha cadena.
Por estos motivos, resulta necesario revisar la función del almacén central en el proceso de almacenamiento, contemplando tanto el cumplimiento de las normas de buenas prácticas, como los procesos de gestión y su rol dentro de todo el sistema de suministro. Se propone aquí como buena práctica, la implementación de un diagnóstico del almacén central que integre aspectos técnicos, administrativos y de gestión, a través de una evaluación participativa en terreno basada en la aplicación simultánea de tres herramientas: una guía semi-estructurada para la recolección de información crítica sobre almacenes, la visita con observación participante y la realización de entrevistas a responsables del sistema de suministro y de servicios de salud en los tres niveles de gestión: macrogestión (que involucra las decisiones relacionadas con las fases más centralizadas de la gestión dentro de la cadena de suministros); mesogestión (que involucra las decisiones descentralizadas en cadena de suministros) y; microgestión (que involucra las instancias finales en la cadena a través de las cuales la disponibilidad del insumo en el servicio se concreta en el acceso del ciudadano o ciudadana al insumo).
El diagnóstico aquí propuesto como buena práctica se llevó a cabo en cuatro países de la región (Ecuador, Haití, Honduras y Nicaragua) en el marco del estudio “Stockouts de anticonceptivos en América Latina y el Caribe” impulsado por UNFPA LACRO. Su aplicación permitió identificar los cuellos de botella que causan la fragmentación del sistema logístico y formular propuestas para superarlos. Los resultados demostraron que el almacén central registra una creciente autonomía del resto de los actores que integran la cadena, la cual contribuye a profundizar la fragmentación del sistema logístico, a la que se suman las deficiencias comunes de los almacenes en términos de estructura, personal, equipamiento y gestión. La consecuencia de ese desencuentro es un debilitamiento de la cadena de suministro con el consecuente incremento del riesgo de desabastecimiento.
La aplicación de las guías propuestas para el diagnóstico también resultó útil para identificar recomendaciones. Una de ellas es que la gestión del almacén central debe ser subordinada a una coordinación general de todo el ciclo de gestión logístico de insumos con capacidad de controlar y gestionar todos los eslabones de la cadena de insumos, incluyendo la función de calcular insumos disponibles y el consumo promedio mensual para todo el árbol de distribución (desde el nivel central hasta los puntos de entrega de servicios). Controlando y gestionando todos los eslabones de la cadena, se generan insumos para la formulación de un Plan de Aseguramiento de Insumos de Salud Sexual y Reproductiva en el que se distingan tres niveles de gestión (macro, meso y micro) y se definan espacios de coordinación (comités, mesas de trabajo, etc.) del ciclo logístico. Esto generaría mayor eficiencia y efectividad para evitar el fenómeno de falta de stock en almacenes y el desabastecimiento en los servicios.