TELA, Honduras - “Cuando estaba en la escuela siempre quise ser enfermera. Una vez que me llevó mi mamá al hospital, dije: ‘yo voy a ser enfermera con ese vestido blanco’”. Bertha Isabel Arzú Cacho, de 74 años, cumplió ese sueño que tuvo en su infancia y es hoy una de las mujeres más influyentes y reconocidas del Caribe hondureño, por su trabajo a favor de los los derechos de las comunidades garífunas y afrodescendientes, especialmente de mujeres y niñas.
Nacida en Tela, Atlántida, en 1949, Bertha ha dedicado su vida a transformar las realidades de las mujeres afrodescendientes de Honduras. Como enfermera, activista y feminista, su trayectoria refleja un compromiso con la equidad, los derechos humanos y la salud sexual y reproductiva. En 1996, junto a otras colegas, funda el Enlace de Mujeres Negras de Honduras (ENMUNEH), organización que se convirtió en pilar para el abordaje de las desigualdades históricas que enfrentan las mujeres negras e indígenas.
Nedelka Arcayo Arzú, hija de Bertha, y actual Directora Ejecutiva de ENMUNEH, narra: “Mi mamá vio que en las comunidades garífunas no había alguien que trabajara la temática de salud sexual y reproductiva, específicamente con parteras. Ella empieza como socia fundadora con cinco enfermeras”, cuenta.
“Antes no había no había tanto medio de comunicación, solo por la mar llegaba la gente (...). No había médico tampoco, no había centros de salud; entonces, las parteras eran las que trabajaban para las mujeres embarazadas y nosotros empezamos a ir ahí y empezamos a formar las parteras”, explica Bertha.
Desde sus inicios, ENMUNEH priorizó la capacitación de parteras tradicionales en las comunidades rurales y marginadas, respetando sus saberes ancestrales. También fue una organización fundamental durante la epidemia de VIH/sida que se propagó en Honduras a inicios de los años 2000, con tasas de prevalencia alarmantemente altas en la población garífuna, especialmente entre las mujeres. Bertha lideró esfuerzos innovadores para combatir la crisis, con un programa enfocado en promover relaciones sexuales seguras y fortalecer los derechos humanos.
En colaboración con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), ENMUNEH ha desarrollado iniciativas centradas en el acceso equitativo a servicios de salud sexual y reproductiva y la producción de materiales culturalmente relevantes para las comunidades garífunas. De conjunto, han apoyado en la recopilación y análisis de datos que visibilicen las desigualdades que enfrentan las mujeres afrohondureñas, para abogar por políticas públicas inclusivas.
Empoderar a las mujeres para su bienestar
El impacto de ENMUNEH también ha sido fundamental en la lucha contra la violencia basada en género y en la promoción de los derechos económicos y políticos de las mujeres.
Alejandra Miranda, tesorera de la organización, explica que “identificar las desigualdades que enfrentamos las mujeres y niñas negras a nivel de país es una experiencia de cambio porque es disminuir la violencia (...). Compartir con mujeres de la comunidad, educar, fortalecer los liderazgos de mujeres garífunas a nivel de país es una enseñanza que ha marcado mi vida”, afirma.
“El primer taller que se abre en las comunidades es sobre la autoestima, que la mujer se quiera primero para poderse desenvolver con los demás”, dice Bertha.
“Fuimos abriendo espacios y ahora me dicen: ‘doña Berta, yo le agradezco mucho; usted nos fue a abrir los ojos y los oídos y ahora nosotras nos defendemos’. ‘Mire que yo conseguí una beca y me fui a estudiar, ahora soy profesora’. Fue una cosa muy bonita, quedó ese legado de que ellas se desenvolvieran en la comunidad y que pueden ir, hablar y defenderse”, afirma Bertha orgullosa.
A pesar de los avances, las cifras globales recuerdan que la violencia basada en género sigue siendo una de las violaciones de derechos humanos más prevalentes. Según el UNFPA, una de cada tres mujeres experimentará abuso físico o sexual en su vida. Además, solo el 56% de las mujeres tienen autonomía plena para tomar decisiones sobre su salud sexual y reproductiva.
Esta necesidad de continuar avanzando por la igualdad y los derechos fundamentales se refleja en el testimonio de María Miranda, quien en el pasado fue víctima de diferentes tipos de violencia por parte de su esposo. Su paso por ENMUNEH trajo un cambio en su vida. “(Bertha) cambió mi vida por la sencilla razón de que aprendí mis derechos, mis deberes y cómo enseñar a otras mujeres que no sabían sus derechos, no sabían cómo participar ni cómo defenderse”, narra.
La historia de Bertha Arzú es un recordatorio de que respetar los derechos humanos no consiste solamente en hacer frente a las injusticias actuales, si no en facilitar un cambio social, asegurando que todas las personas en todos los lugares puedan vivir con dignidad y respeto.
“Hay que ser humilde en la vida, hay que apoyar a la gente. Ese es el legado que yo le dejo a mis hijos, que sean sensibles con las demás personas”, concluye Bertha.
La comunidad de Tela es parte del proyecto “No dejar a nadie atrás: Reducción del embarazo en adolescentes en comunidades afrodescendientes, creoles, garífunas y miskitas en municipios seleccionados de la Costa Caribe Centroamericana”, impulsado por el Gran Ducado de Luxemburgo y el UNFPA. Allí, se promueven los derechos humanos de la población joven afrodescendiente y garífuna. Uno de sus principales objetivos es la reducción del embarazo en adolescentes y el empoderamiento de jóvenes y mujeres para que puedan tomar decisiones informadas y hacer cumplir sus derechos.