CIUDAD DE PANAMÁ, Panamá – Representantes de instituciones gubernamentales de salud, el Sistema de Integración Centroamericano, agencias multilaterales y organizaciones no gubernamentales, se dieron cita en la Primera Consulta Subregional “Construyendo sinergias para la Implementación de la Estrategia Mundial para la Salud de la Mujer, la Niñez y la Adolescencia en América Latina y el Caribe”.
El evento tuvo como objetivo principal ayudar a los países a formular recomendaciones para la adaptación e implementación de la Estrategia Mundial a nivel subregional y nacional en Centroamérica, con el fin de superar las desigualdades dentro y entre países.
El ministro de Salud Consejero de Panamá, Temístocles Díaz, señaló que para poder garantizar la salud a toda la población, se debe atender no solo a la población en pobreza extrema sino también “a la población en riesgo que está fuera de la pobreza –medida en términos absoluto de ingreso- pero que realmente por sus condiciones de determinantes de salud o socioeconómicas se mantienen en un riesgo permanente”, señaló Díaz.
A pesar de los avances en la reducción de la mortalidad materna e infantil en la región, las inequidades de género, económicas, étnicas y raciales constituyen ejes estructurantes de esa desigualdad social en América Latina entre y dentro de los países. Esas inequidades con frecuencia no solo se suman, sino que se entrecruzan y se potencian.
El costo de no hacer nada
Los expertos señalaron que las mediciones del costo de la no inversión en salud de mujeres, niñez y adolescencia en la región deben fortalecerse pues aún se desconoce el impacto de la inacción. Sin embargo, ya con las cifras previas que se conocen y han sido desarrolladas por el Banco Mundial, se concluye que “combatir la desnutrición en todos los niños menores de 5 años en Latinoamérica costaría unos US$2.050 millones. Sin embargo, el costo de no combatirla oscila entre US$104.000 millones y US$174.000 millones (por mortalidad infantil, pérdida en la productividad por retardo en el crecimiento y pérdidas por enfermedades crónicas, entre otras causas)”, indicó Andrés De Francisco, de la OPS, en su presentación.
La ecuación es simple: por cada dólar invertido en nutrición durante los primeros 1.000 días de vida de una persona, se obtienen US$30 en beneficios relacionados con la educación y la salud. Invertir en la nutrición de los niños, especialmente durante sus primeros mil días de vida, es rentable; y los gastos que implica son infinitamente menores que los costos de no hacer nada al respecto.
Las inequidades en salud son prevenibles e innecesarias y, por tanto, injustas
Según Emma Iriarte, representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el Mecanismo Coordinador de la Estrategia Mundial de la Salud de la Mujer, la Niñez y la Adolescencia (SMNA), “es necesario tomar en cuenta la diversidad cultural de la región y las poblaciones móviles”. Por su parte, Nelson Guzmán, secretario general del Consejo de Ministros de Salud de Centroamérica, también recalcó que “migración y violencia son determinantes sociales de salud” y que ambos son circunstancias importantes en América Central.
Los expertos indican que la multisectorialidad requiere un abordaje inclusivo; el liderazgo repartido entre varios sectores; toma de decisiones conjunta; y clara rendición de cuentas.
Neus Bernabeu, Asesora Regional de Género y Juventud del Fondo de Población de las Naciones Unidas, UNFPA, señaló que “Esta estrategia es una hoja de ruta concreta que nos indica cómo lograr algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en nuestra región, en especial el de salud, pero también otros como el de igualdad de género”.
Para UNFPA es prioritario que se incluya y se hagan todos los esfuerzos necesarios para alcanzar a las personas más excluidas. Según Bernabeu “Varios grupos sobresalen por la intersección de múltiples formas de discriminación: los adolescentes, las mujeres índigenas y afro, la niñez, y mujeres migrantes y personas con discapacidad,”.
Los asistentes concluyeron que el éxito de los programas de atención sanitaria para la mujer, niñez y adolescencia no depende de un solo actor o sector. “La multisectorialidad es vital para alcanzar las metas en salud, es el eje central de las nuevas políticas”, señaló Luisa Brumana, asesora regional de Salud para UNICEF LACRO y miembro del Mecanismo de Coordinación de la Estrategia Mundial para la Salud de la Mujer, la Niñez y la Adolescencia en América Latina.
Esta consulta forma parte de la serie de reuniones para solicitar los puntos de vista de las subregiones de América Latina y el Caribe sobre la adaptación de la Estrategia Mundial para la Salud de la Mujer, la Niñez y la Adolescencia al contexto regional. Las próximas reuniones serán en Lima y Barbados este mes.
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Acerca de la Estrategia Mundial para la Salud de la Mujer, la Niñez y la Adolescencia
Los tres objetivos generales de la Estrategia Mundial consisten en Sobrevivir, Prosperar y Transformar, para lograr que ninguna mujer, ningún niño y niña, y ningún adolescente correrán riesgo de muerte prevenible. Pero poner fin a la mortalidad prevenible solo es el comienzo: al contribuir a crear un entorno propicio para la salud, la Estrategia Mundial aspira a transformar las sociedades de manera que las mujeres, los niños y los adolescentes de todas partes puedan realizar sus derechos a alcanzar el grado más alto posible de salud y bienestar. Esto, a su vez, redundará en beneficios sociales, demográficos y económicos.
Acerca del Mecanismo Coordinador para las Américas y el Caribe de la Estrategia Mundial para la Mujer, la Niñez y la Adolescencia
Para apoyar a la región en la adaptación e implementación de la Estrategia Mundial para la Salud de la Mujer, la Niñez y la Adolescencia, se decidió transformar la iniciativa “Una Promesa Renovada para las Américas (APR LAC)” en el Mecanismo Coordinador de la Estrategia Mundial para América Latina y el Caribe. Las agencias que componen el Mecanismo Coordinador de la Estrategia Mundial para la Salud de la Mujer, la Niñez y la Adolescencia en el contexto de América Latina y el Caribe son: Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Banco Mundial, Fondo de Estados Unidos de Asistencia para el Desarrollo (USAID), Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA), la Organización Panamericana/Mundial para la Salud (OPS/OMS) y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA).