ASUNCIÓN, Paraguay; BRASILIA, Brasil - A las mujeres indígenas que viven en Brasil y en Paraguay las une la desigualdad que afecta el desarrollo de su pleno potencial. Ellas tienen más probabilidades de vivir un embarazo en la adolescencia y ver truncado su futuro.
Así, en Paraguay una adolescente indígena (10-19 años) enfrenta 4.7 veces más riesgo de morir durante el embarazo, el parto o el puerperio que una adolescente no indígena; en tanto que, en Brasil, una adolescente indígena tiene 2 veces más probabilidades de morir durante el embarazo, el parto o el puerperio que una adolescente no indígena.
El Día Internacional de la Mujer Indígena es una oportunidad para conocer de cerca la lucha de cuatro mujeres, provenientes de pueblos que habitan estos dos países, quienes luchan por cambiar la realidad y nos inspiran con su ejemplo, rompiendo esquemas y reescribiendo los roles de género.
Beatriz
“Las madres indígenas cuidamos de forma diferente: cuidamos en red”, dice Beatriz Emilio, destacando el quehacer cultural de las mujeres de su comunidad.
En el sur de Brasil, la tierra indígena de Guarita concentra el mayor número de población kaingang del estado: son 7.800 en relación con los 30 mil de todo el departamento. Regina lidera el grupo GT Guarita por la Vida, un espacio que busca proteger y promover los derechos de las mujeres y las niñas de la comunidad.
“Hoy defino a la mujer kaingang de Guarita como la mujer más poderosa del mundo”, dice Beatriz Emilio.
Pero necesitamos momentos para hablar del parto, tanto si las mujeres quieren tener más hijos como si no”, dice Beatriz, ya que, de todos los partos registrados de mujeres indígenas en 2022, el 27,3% correspondió a niñas y adolescentes de entre 10 y 19 años.
Liliana
Liliana Picanerai es ayorea y trabaja como promotora de salud de la comunidad Ebetogué, en el Chaco Paraguayo. “Aquí las personas eligen a la promotora indígena de salud y al comienzo fue muy difícil porque no pude estudiar, ya que tuve mi hijo a los 14 años”, como muchas adolescentes de su comunidad que no tienen garantizado el derecho a la planificación familiar y desconocen los métodos anticonceptivos modernos.
El compromiso de Liliana con el bienestar de quienes habitan Ebetogué es el contrapeso ante su limitación de no saber leer ni escribir. Con una gran sonrisa nos dice que se siente honrada de hacer este trabajo, su motor de lucha, el cual ha sido clave para el bienestar de su comunidad.
Thaís
En Manaus, capital del estado de Amazonas en Brasil, se creó en 2021 el Colectivo Miriã Mahsã para atender las demandas en temas relacionados con la sexualidad, la salud, la diversidad y la identidad de la población indígena LGBTIQA+.
Thaís Desana, trabajadora social y una de las fundadoras de Miriã Mahsã, cuenta que el colectivo está trabajando para exigir derechos, cuya garantía aún está pendiente. “Las personas jóvenes están desempeñando un papel protagónico en esta lucha. Estamos conquistando espacios que nos fueron negados, reafirmando nuestra identidad. Esto es importante porque otras personas nos ven aquí y se inspiran, sabiendo que, sean indígenas, LGBTIQA+ o negros, pueden conquistar el espacio que quieran, por mucha violencia y prejuicios que haya contra estos cuerpos”, explica Thaís.
María Jacinta
Desde que existe memoria, el pueblo Sanapaná estuvo liderado por varones. Eso cambió en 2008 cuando María Jacinta Pereira Hicret fue nombrada cacica de la comunidad indígena Redención, a más de 400 kilómetros de la capital de Paraguay.
Cuando participó por primera vez de un encuentro nacional de líderes indígenas, ella era la única mujer. “Me sentía algo pequeña entre tantos varones, pero después, a través de los trabajos que iba realizando, demostré que una mujer puede llevar también la posta”.
“Soy una persona muy caradura”, dice, y reconoce que esta cualidad le valió el liderazgo de su comunidad, integrada por 7 pueblos diferentes.
Muchos derechos de las mujeres indígenas aún no están garantizados, “somos atacadas, violentadas, discriminadas y criticadas de manera prejuiciosa. Sobre todo, no se nos garantiza la prevención y la protección frente a la violencia”, remarca María Jacinta quien trabaja para que esto cambie.
Por dichas razones, "el UNFPA trabaja con los gobiernos para promover inversiones en servicios e información que permitan a las niñas y mujeres indígenas tomar decisiones informadas sobre sus cuerpos”, destaca Florbela Fernandes, Representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas en Brasil y Directora de País para Paraguay.
En ambos países, el UNFPA también apoya acciones para el empoderamiento de las mujeres indígenas y la prevención de la violencia. En Paraguay, la agencia es parte de la iniciativa Abriendo Caminos, una plataforma impulsada por el Ministerio de la Mujer, junto a otros actores, para elevar las voces de las mujeres indígenas. Asimismo, en Brasil, trabaja en colaboración con el Ministerio de Salud para fortalecer los Distritos de Salud Indígena y empoderar a las mujeres indígenas refugiadas y a las personas migrantes de Venezuela, a fin de abordar la violencia de género, impulsar la resiliencia comunitaria y apoyar el acceso a los servicios de salud y a la red de protección en Roraima y Amazonas.