El embarazo adolescente y la maternidad temprana, configuran uno de los mayores desafíos sociales, políticos y económicos para los países de América Latina y el Caribe. Cuando una adolescente se convierte en madre, sus derechos sexuales y reproductivos, y sus derechos a la salud, educación, entre otros, se ven vulnerados a corto plazo. Sin embargo, las consecuencias se dan también a mediano y largo plazo..
Su potencial de desarrollo, su posibilidad de obtener ingresos dignos y su futuro pueden estar en peligro. Es probable que queden atrapadas en un círculo vicioso de pobreza y exclusión, que las afectará principalmente a ellas, pero que también limitará las oportunidades de sus hijos y, de forma agregada, dada la magnitud del embarazo adolescente en la región, afectará la realidad de sus comunidades y países.
En América Latina y el Caribe registra la segunda tasa más alta de embarazos adolescentes del mundo. Además, se estima que casi el 18% de los nacimientos en la región corresponden a madres menores de 20 años de edad. Cada año, alrededor de un millón y medio de adolescentes de entre 15 y 19 años dan a luz. Esas cifras, de por sí alarmantes, se tornan más críticas al observar que muchos de estos embarazos son consecuencia de la falta de información, el limitado acceso a métodos anticonceptivos y la violencia sexual y de género.
Ante esta preocupación y constante aceleración del embarazo en la adolescencia y la maternidad temprana, UNFPA para América Latina y el Caribe ha realizado el informe Consecuencias Socioeconómicas del Embarazo en la Adolescencia en seis países de América Latina y el Caribe, bajo la metodología Milena 1.0. El Informe presenta los hallazgos en: Argentina, Colombia, Ecuador, Guatemala, México y Paraguay.
Se entiende que la comparación entre ellos arroja información valiosa para comprender el embarazo en la adolescencia y prevenirlo, cobrando especial relevancia su estudio en el contexto de emergencia sanitaria generado por el Covid-19.
El informe destaca los costos sociales del embarazo adolescente para los estados y para las madres, incluyendo la dimensión educativa, la disponibilidad para trabajar fuera del hogar, los niveles diferenciales de desempleo, la remuneración obtenida y los costos asistenciales de la gestación, el parto y el puerperio. Además, comprende la dimensión fiscal (recaudación de impuestos directos e indirectos relacionados con las madres tempranas). Sumados todos esos costos, su impacto sobre la economía nacional se torna significativo y el costo de oportunidad que involucra prevenir el embarazo adolescente se hace aún más relevante.