Ciudad de Panamá, 12 de agosto de 2016.- Con motivo del Día Internacional de la Juventud, las agencias, fondos y programas de las Naciones Unidas en América Latina y el Caribe aquí firmantes hacen un llamamiento para reconocer y reivindicar el rol de liderazgo de la juventud en la implementación de la Agenda de Desarrollo Sostenible y en la transformación de los modelos de producción y consumo de nuestras sociedades.
La región de América Latina y el Caribe cuenta con 156 millones de jóvenes (entre 15 y 29 años) que representan el 26% de la población. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la pobreza afecta desproporcionadamente a las y los jóvenes: el 39% vive en la pobreza, con mayor incidencia en el ámbito rural (46%) que en el ámbito urbano (25%), en una región que cuenta con 10 de los 15 países más desiguales del mundo. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la tasa de desempleo de las y los jóvenes en América Latina y el Caribe alcanzó el 15,3 % en 2015, una cifra tres veces mayor que la de las personas adultas.
La educación aparece como una inversión clave para asegurar empleos dignos. Desafortunadamente 23 millones de jóvenes en zonas rurales tienen oportunidades educativas bajas o nulas y sólo el 37% cotizan a un seguro de salud y el 30% a un sistema de pensiones, según datos de 2013. Jóvenes pertenecientes a pueblos indígenas, jóvenes de las poblaciones LGBTI y jóvenes afrodescendientes también experimentan situaciones de especial exclusión y vulneración de derechos humanos. Los sistemas educativos siguen siendo poco inclusivos en términos socioeconómicos, lo que tiende a perpetuar desigualdades estructurales arraigadas en la región. Además, 1 de cada 5 jóvenes está excluido tanto del sistema educativo como del mercado laboral: la mayoría son mujeres adolescentes y jóvenes que se dedican a labores domésticas y de cuidados no remunerados.
La región registra la segunda tasa más alta de embarazos adolescentes del mundo. UNFPA estima que 4.7 millones de adolescentes en 2020 serán madres antes de los 18 años en América Latina. Esto tiene graves consecuencias en términos de oportunidades de desarrollo y del derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud para esas adolescentes en el presente y en el futuro.
Según el Estudio Mundial sobre Homicidios, América Latina y el Caribe figura como la región más violenta a nivel global. Y dentro de la región, América Central y el Caribe han sido las únicas subregiones donde el homicidio se incrementó entre 2000 y 2010. Aproximadamente el 33% de los homicidios registrados a nivel mundial se producen en la región. Como señala la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la violencia directa a la que se enfrentan las y los jóvenes, en particular los homicidios, es una de las principales causas de mortalidad para la juventud. A esta situación de violencia social, se suma la violencia contra la mujer, los matrimonios y uniones infantiles, y uniones forzadas y en concreto la violencia sexual que afecta particularmente a las mujeres jóvenes.
Otras principales causas de mortalidad entre las y los jóvenes entre 15 y 24 años están relacionadas con la seguridad vial y accidentes de tráfico, pero también con los problemas de salud y el SIDA. Un tercio del total de nuevas infecciones por VIH que ocurren en la región corresponde a jóvenes en este rango etario. Existen todavía muchas barreras legales y otros obstáculos sociales y culturales para que las y los adolescentes puedan acceder a los servicios de salud sexual y reproductiva, en conformidad con los instrumentos internacionales que protegen su derecho a la salud sexual y reproductiva.
Los modelos de consumo y producción insostenibles son causantes también de la pobreza que vive la juventud y del deterioro del planeta. El cambio climático y los desastres de origen natural representan un desafío importante para la subsistencia de las personas jóvenes, pero también la región tiene una extraordinaria biodiversidad y un reconocido liderazgo en adaptación al cambio climático.
Por último, la representación política de las y los jóvenes en América Latina y el Caribe es muy baja y, según la Primera Encuesta Iberoamericana sobre la juventud, la juventud de la región tiene grandes expectativas de aumentar su participación en el curso de los próximos cinco años.
Estos múltiples desafíos a los que se enfrentan las personas jóvenes también son oportunidades de cambio y de transformación para nuestra región. La juventud ha demostrado fuerte valentía en denunciar las desigualdades y las injusticias, en luchar por garantizar sus derechos humanos y en exigir de manera no violenta nuevas opciones de participación social y política.
Las y los jóvenes son actores y motores claves en esta transformación como ciudadanos pero también como consumidores y creadores de propuestas innovadoras y alternativas en el ámbito de la educación, la tecnología, la ecología, la producción industrial, entre otros.
Es urgente transformar los patrones de consumo y producción y promover mayores oportunidades educativas y de aprendizaje que respondan a las necesidades de la región y que reflejen un modelo de desarrollo sostenible. Esto requiere un cambio de paradigma, centrado en las personas, y sus derechos.
Para ello, hay que romper con las imágenes distorsionadas y negativas de la juventud como agentes violentos, victimas, o excluidos, y mostrar su enorme potencial, y que los estados abran espacios para su participación y toma de decisión en el desarrollo de legislaciones, políticas y programas que los países desarrollen para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Hay que continuar fortaleciendo a la sociedad civil organizada y a las organizaciones de voluntariado juvenil, para que puedan incidir en los espacios de toma de decisión política, económica y social. Es central garantizar que las “economías verdes” sean una oportunidad para la inclusión social y el empleo digno para todas y todos.
En este momento clave para el desarrollo de los países de la región, las agencias, fondos y programas de las Naciones Unidas en América Latina y el Caribe aquí firmantes nos unimos para decir que no es posible erradicar la pobreza, transformar los modelos de producción y consumo y alcanzar todos de Objetivos de Desarrollo Sostenible, sin la participación protagónica de la juventud.
CEPAL, FAO, OIT, ONU MUJERES, ONUSIDA, OPS/OMS, PNUD, UNESCO, UNFPA, UNICEF y VNU.