Fotografías
5 mujeres que protegen sus derechos

Silvina Miranda, Argentina
“De repente te encontrás con vos misma y volvés a rescatar situaciones que viviste de violencia y que hoy en día decís ‘No, esto ya no lo quiero’. Ese empoderamiento de poder decir ‘no, no lo voy a soportar, no lo quiero’. Esa es una rayita más que cargo a mi autoestima”
Silvina es una docente de educación primaria y acompañante sociopedagógica que se ha formado en temas de salud sexual y prevención de las violencias.
Fue una de las más de 130 mujeres, adolescentes y jóvenes indígenas de Argentina que participaron en encuentros coordinados por UNFPA y organizaciones aliadas para promover sus derechos y empoderamiento.
©UNFPA Argentina

Margarita Mejía, México
“Nos han querido quitar el derecho de ejercer nuestro trabajo, nos llaman 'ignorantes' o dicen que ponemos en riesgo a las mujeres. Pero nosotras tenemos conocimientos de nuestras antepasadas, sabemos cuándo un parto va bien y cuándo se necesita ayuda.”
Para Margarita, ser partera no es solo traer niños al mundo, es cuidar a la mujer, su cuerpo y su alma. “Nosotras defendemos el derecho de las mujeres a que se alivien con cariño, sin miedo y sin violencia”.
El UNFPA ha apoyado a parteras como Margarita para brindar servicios de salud oportunos durante emergencias como el sismo de 2017 en México y la pandemia por COVID-19.
©UNFPA México/Gerardo Alcocer

Daniela Villalobos, Venezuela
“Quiero decirles que, como mujeres, no nos callemos. Muchas personas, por ser mujeres, nos prohíben muchas cosas, pero no debemos detenernos ahí. Tenemos la oportunidad de seguir adelante, y no hay límites para alcanzar tus sueños”.
A sus 19 años, Daniela ha recibido sesiones de formación en un espacio seguro de Zulia, en Venezuela. Allí ha podido conversar, con muchachas de su edad y personas capacitadas, sobre su futuro, sus derechos y su proyecto de vida. Esta experiencia le permitió ganar en confianza y expresar sus emociones e ideas.
“Cuando empezamos, teníamos una cara, y ahora tenemos otra. Hoy nos vamos con demasiadas ganas, con demasiadas experiencias que, a lo largo del tiempo, vamos a ir enseñando a aquellas adolescentes que todavía no están aquí. Quiero llevar esta experiencia no solo a esta comunidad, sino a varias comunidades, y creo que sería bonito expandirlo a otros lugares también”.
©UNFPA Venezuela

Melissa G., Colombia
“Ser una joven indígena significa resistencia, la esperanza de ser libres, sin miedo y con fuerza para seguir construyendo procesos que nos permitan vivir sin violencias, siendo el cuerpo nuestro primer lugar, el territorio a defender y a cuidar”.
Melissa es una joven lideresa indígena Nasa, del Cauca en Colombia. A sus 20 años ella es Consejera de Juventud y lo que más le apasiona es aprender, caminar Sath Tama Kiwe, su territorio, y estar con su familia y su comunidad, ver los atardeceres con sus cuatro perritas y dos gatos, y acompañar procesos juveniles, especialmente aquellos que buscan la equidad de género en la participación y la eliminación de las violencias contra las mujeres.
Para Meli, como la llaman en su pueblo, todas las mujeres –sin importar su edad– tienen derecho a un mejor mañana, ella afirma que sin jóvenes y sin mujeres no hay paz. Por ello, decidió participar en el proyecto “Raíces: mujeres sembradoras de cambio”, que el UNFPA desarrolla con el apoyo de KOIKA para promover la transformación de normas sociales y de género.
“Yo veo que ya estamos generando un cambio en el territorio. Hoy sabemos que tenemos derechos sexuales y reproductivos, podemos participar en política, tenemos derecho a educación, a una vida digna, y claro, a vivir sin que nos violenten, eso también es la paz”.
©UNFPA Colombia

Ana Flor Ramírez, República Dominicana
En la comunidad fronteriza de Lajita Arriba, Elías Piña, República Dominicana, Ana Flor es sinónimo de confianza y apoyo. Desde 2022, su hogar se ha convertido en una Casa Clave, un espacio seguro donde decenas de mujeres y adolescentes acuden en busca de orientación y métodos de planificación familiar.
"La garantía de la Casa Clave es que aquí vienen los sábados, vienen por las tardes. Todavía aquí a las 7:00 de la noche vienen mujeres. Me tocan. Yo les abro", explica Ana, demostrando su compromiso con la accesibilidad de sus servicios. No solo provee pastillas e inyecciones anticonceptivas, sino que también promueve el uso de preservativos, educando sobre la importancia de la salud sexual y la prevención de ITS. Su horario flexible, que incluye fines de semana y tardes, facilita el acceso a quienes estudian, trabajan o simplemente buscan discreción.
Ana Flor es más que una proveedora de anticonceptivos; es una consejera, una confidente, un pilar para las mujeres de Lajita Arriba. Con sabiduría y empatía, las acompaña en la toma de decisiones sobre su salud sexual y reproductiva, contribuyendo a un futuro más equitativo y empoderado para las mujeres de su comunidad.
©UNFPA República Dominicana/Agencia EFE