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Este año, la Confederación Internacional de Matronas (ICM, por sus siglas en inglés), que comenzó como Sindicato Internacional de Matronas en Bélgica, celebra su 100.º aniversario, por lo que qué mejor tema para el Día Internacional de la Matrona que «100 años de progreso».  

Desde que en 2008 se creó el Programa Mundial de Partería junto con la ICM —que representa a más de un millón de matronas en todo el mundo— el UNFPA ha apoyado el trabajo de las matronas en más de 120 países. Las hemos visto trabajar enfrentándose al cambio climático en distintas situaciones, por ejemplo ayudando a mujeres a parir de manera segura en un hospital de Bangladés inundado y con fallos eléctricos, bajo un puente tras un huracán en Honduras o entre las ruinas del terremoto de Haití. Las matronas han puesto sus vidas en riesgo al atender a las futuras madres durante la pandemia de la COVID-19 y los brotes de ébola, convirtieron sus hogares en Yemen —donde solo un 50 por ciento de los centros sanitarios funcionan— en clínicas de maternidad improvisadas, prestaron asistencia a refugiadas y migrantes y trabajaron bajo amenazas de grupos militares. 

Aunque la primera imagen que nos viene a la cabeza sea la de las matronas ayudando a mujeres durante el parto, su trabajo es mucho más amplio. Además de prestar atención antes, durante y tras el parto, brindan servicios de planificación familiar y realizan exámenes de detección de cáncer cervical y de mama. También pueden ofrecer atención obstétrica básica de emergencia si es necesario. Al proporcionar a las mujeres información y asesoramiento, su intervención puede ayudar a prevenir la mutilación genital femenina; pueden ofrecer apoyo y asistencia a sobrevivientes de violencia de género y pueden prestar servicios de salud reproductiva para adolescentes. 

El informe El Estado de las Matronas en el Mundo 2021 del UNFPA, la Confederación Internacional de Matronas y la Organización Mundial de la Salud evidenció que si los gobiernos invirtiesen en matronas, para el año 2035 se podrían salvar 4,3 millones de vidas al año; esta cifra incluye muertes maternas, muertes neonatales y mortinatos. 

Este colectivo, formado en su mayoría por profesionales de la salud mujeres, podría satisfacer el 90 por ciento de las necesidades de salud reproductiva y prevenir el 65 por ciento de las muertes maternas y neonatales. Sin embargo, en el mundo hacen falta 900.000 matronas más.   

No se puede subestimar su contribución en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 de reducción de la mortalidad materna y de garantía del acceso universal a la atención de la salud sexual y reproductiva, así como a la cobertura sanitaria universal. Las matronas llevan décadas reforzando los sistemas de atención primaria y desempeñarán un papel fundamental en la salud y bienestar de mujeres, niños y adolescentes en las próximas décadas.