- El puesto de salud ubicado en La Palma, en Sixaola, Costa Rica, se ha convertido en uno de los servicios más importantes para una gran cantidad de mujeres indígenas ngäbes que no cuentan con documentación para acceder al seguro social
- Con apoyo de UNFPA, una vez al mes personal de la Caja Costarricense del Seguro Social CSS brinda atención y consejería en salud sexual y salud reproductiva
- Siannie Palmer Miller es una enfermera gineco-obstetra que ha cambiado y salvado vidas en esta zona
Emilsa llega puntual a las 8:00 a.m. al puesto de salud de La Palma, en Sixaola, un pueblo ubicado en el Caribe costarricense, a pocos kilómetros de la frontera con Panamá. Desde hace varios días viene sintiendo una molestia en un pecho y el dolor ha ido incrementando. En la clínica más cercana le dijeron que era un golpe y le mandaron unas pastillas que no le ayudaron. El día que la conocimos, ella esperaba junto a sus hijos la visita de “la doctora Siannie”, enfermera gineco obstetra que labora en el Área de Salud de Talamanca, propiamente en la Clínica de Hone Creek, en el Caribe Sur de Costa Rica, y que visita esta comunidad el tercer miércoles de cada mes, para atender las consultas en salud sexual y salud reproductiva de la población.
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La Palma es una comunidad cerca de la frontera sur de Costa Rica, donde mayoritariamente viven familias indígenas ngäbes, provenientes de Panamá. Es una población vulnerabilizada. Muchas son familias numerosas que viven con lo mínimo, tanto los servicios básicos, como la alimentación escasean. Algunos hombres trabajan en fincas bananeras y otros aún comentan que están en huelga o desempleados desde hace años, por lo que no cuentan con un sustento fijo, ni con seguro social, a pesar de algunos esfuerzos institucionales que se han realizado. Tal es el caso de la pareja de Emilsa.
“Antes no sabíamos cómo planificar. La doctora Siannie nos orientó mucho, hizo una charla. Para nosotras es importante que ella llegue, ella es nuestra amiga y nuestra doctora”, cuenta Emilsa Beker Cedeño. indígena ngäbe, madre de 6 niños y niñas entre los 3 y 12 años. “Ya no quiero más hijos, ha sido muy difícil. Yo le digo a las muchachas: 'póngase la inyección', la inyección es lo mejor”, agrega mientras sus hijos e hijas corren y juegan a su alrededor.
El puesto de salud de La Palma surge en el 2015 como un proceso de cooperación entre la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), el Ministerio de Salud, Naciones Unidas[1] y la compañía bananera, como una respuesta a las muertes infantiles, que eran más elevadas en esta población que en el resto de poblaciones de Talamanca.
“El problema mayoritario es el no acceso a la salud de esta comunidad”, afirma Siannie Palmer Miller, enfermera gineco obstetra.
Palmer explica que cuando inició el proyecto, había muchos embarazos que se daban porque no había información sobre anticoncepción. El no asistir a consultas prenatales, el parir en casa y no consultar en el hospital, ha colocado a estas poblaciones en una clara desventaja. “Todo esto aumentaba el riesgo de muerte infantil, que es lo que se quería evitar. A partir de ahí empezamos a hacer un plan para incidir en eso”, señala.
Desde el inicio, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) ha donado los insumos para trabajar, incluyendo métodos anticonceptivos para ofrecer a las mujeres, así como insumos para atender infecciones, entre otros. La CCSS por su parte, ha aportado el personal de salud para dar atención de forma periódica --una vez al mes--, y la compañía bananera ha facilitado un bache, que es una casa de la compañía, para dar atención dentro de la comunidad, de modo que las mujeres no deban desplazarse.
Todas estas alianzas han demostrado ser fundamentales para el éxito del proyecto, para que este se haya mantenido y mejorado con los años.
Experiencia exitosa a través del tiempo
“Al pasar de los años, ya se pueden ver los resultados positivos de este proyecto en el que UNFPA ha creído y ha invertido. Mujeres empoderadas que pueden ejercer su derecho a la anticoncepción, a decidir cuántos hijas o hijos quieren tener y el espaciamiento entre ellos. Casos de displasias o lesiones de mama que han sido atendidas a tiempo. Además, hemos logrado aportar a la garantía del derecho a la salud a mujeres que de otra forma no podrían
“Una de las características principales de La Palma es que se respeta la dignidad de las mujeres, sus decisiones. No hay una imposición de lo que tienen que hacer sino más bien una guía respetuosa, informada”, explica Carolina Barboza Madrigal, consultora del UNFPA que ha apoyado en el cantón de Talamanca desde el año 2018. Para ella es clave que las mujeres lleguen a buscar un método anticonceptivo, pero terminan conversando sobre otros temas, incluso han salido a relucir casos de diferentes tipos de violencia que son referidos a otras instancias. "A estas necesidades se les da seguimiento gracias al proyecto y a las alianzas con diferentes instituciones del cantón como el PANI, INAMU, entre otras", afirma.
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“Yo me siento
Siannie explica que las mujeres le tienen esa confianza básicamente por el respeto que ella les brinda a cada una durante las consultas. “Quizá una de mis ventajas es que yo soy de la zona, llevo 15 años trabajando con población diversa indígena, tanto panameña como costarricense, y también mi trasfondo cultural es que yo soy de una etnia que no es mayoritaria. Esto permite entender que, si te tratan con cuidado, independientemente de cuál es tu etnia, va a haber ese contacto. Si yo no puedo hablar ngäbe o bribri, pero trato a la persona con respeto, eso abre una puerta”, afirma esta profesional afrodescendiente.
“Yo siento que las mujeres siguen viniendo a La Palma, porque encuentran un espacio seguro donde pueden confiar en la persona que las atiende, dónde reciben atención cariñosa, digna, respetuosa, información clave para que ellas puedan tomar decisiones sobre su cuerpo, sobre su vida”, agrega Barboza.
“Atender a las mujeres de esta comunidad es importante porque al mejorar su salud sexual y reproductiva cambiamos vidas y salvamos vidas”, finaliza Palmer.
[1] En el 2015 se desarrollaba el Programa Conjunto de Seguridad Humana para mejorar la calidad de vida de la población indígena ngäbe, en el que participaron varias agencias de Naciones Unidas: UNFPA, OIM, UNICEF, OIT y PNUD. En ese entonces se empieza a gestar la idea de este puesto de salud.
Información de prensa:
Gabriela Rodríguez Hernández, grodriguez@unfpa.org
Fotografías: Gabriela Rodríguez, Juan Manuel Fernández.