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Alieska y Rubilmer: la esperanza tras la tormenta

Alieska y Rubilmer: la esperanza tras la tormenta

Historia

Alieska y Rubilmer: la esperanza tras la tormenta

calendar_today 21 Abril 2025

Portada
En respuesta al impacto del huracán Oscar en Guantánamo, Cuba, un donativo de 650 kits de higiene llegó a poblaciones afectadas. © UNFPA Cuba

GUANTÁNAMO, Cuba - A San Antonio del Sur, municipio de la provincia más oriental de Cuba, se llega por una carretera que seduce la mirada de visitantes. El mar está a un costado, las montañas a lo lejos, y unos áridos peñascos crecen acompañados por la vegetación que exhibe tonos otoñales en medio de la primavera. Se hace casi imposible pensar que, en ese paisaje semidesértico, el agua llegara a inundarlo todo.

Alieska Lara y Rubilmer Díaz, rememoran aquel día de octubre del año pasado, cuando la fuerza del agua por todas partes les trajo la pesadilla de una noche interminable.

Su casa estaba en construcción. Cuando supieron que se acercaba el ciclón, acomodaron las cosas en lugares que creyeron que podrían ser seguros. No imaginaban que, en la madrugada, la peor parte iba a comenzar. 

“Nuestra casa está un poco alta y cuando mi esposo fue a revisar, el agua ya daba por los tobillos. Ahí nos dimos cuenta de que no era por la lluvia, sino por el río. El río  nunca había llegado hasta esa zona. Todo fue muy rápido; en 20 minutos, en medio de la oscuridad, porque estábamos sin electricidad, ya el agua estaba como a mitad de la casa”, rememora Alieska.

Ella tenía seis meses de embarazo. Proteger a la bebé era lo más importante. Alieska es una muchacha de baja estatura y, en la tormenta, una zapatera se convirtió en su refugio. Sobre ella, pudieron mantenerse a salvo durante más de 24 horas.

No podíamos salir, cuenta Rubilmer. “Afuera el agua estaba muy fuerte, tenía mucha presión. Si te llevaba la corriente no había de dónde aguantarte. Allí nos quedamos hasta que el agua bajó”. 

En medio de aquellas horas que parecían no pasar, Rubilmer encontró un pintalabios  flotando y con él fue marcando la altura del agua. Hoy, aunque ya su cuarto está pintado, dejó aquellos trazos, como quien quiere olvidar y no puede.

“Pero no todo fue tan malo”, dice. “Esas situaciones también sacan lo mejor de las personas. Vimos a muchas personas compartiendo lo que les quedaba, el espacio.”

En los días siguientes al paso del huracán, además del desconcierto, el miedo tuvo otro punto cumbre: un falso anuncio de que la represa se “había ido” puso al pueblo una vez más en estado de pánico. Alieska tuvo que correr varias cuadras, con un embarazo que pesaba en su cuerpo y con la pérdida del anterior en su memoria.

Después de tantos días de tormento y de no pocos sustos durante la recta final de su gestación, el 14 de diciembre tuvieron a su niña, en un parto adelantado, con 8 meses, que les trajo nuevos miedos y algunas complicaciones… hasta que han podido respirar un poco más tranquilos.

“Todavía estamos sacando cosas para limpiarles el lodo. Con los ingresos del final del embarazo no habíamos podido terminar”, explica Alieska.

No olvidan esas fechas intensas y difíciles, ni todas las donaciones, incluida ropa para la bebé, que les ayudaron mucho con la premura imprevista del parto; fue todo muy rápido y las ayudas llegaron en el momento justo… y aún continúan llegando.

Rubilmer y Alieska recibieron uno de los kits de higiene que forman parte del donativo del UNFPA, Fondo de Población de Naciones Unidas, para apoyar la recuperación del huracán Oscar en Guantánamo. El kit incluye artículos de primera necesidad y de aseo para situaciones de emergencia, cuando las personas pierden insumos cotidianos como jabones, ropa interior, pasta dental y recipientes para recoger agua limpia. 

La recuperación luego de haber perdido tanto es un proceso lento. Estos productos han llegado a poner un granito más y a serles útiles en su día a día, en un contexto en el que se hace difícil adquirirlos.

Tras varios meses de aquella noche de angustias, de aquellos días intensos, cuentan su historia, mencionando en más de una ocasión que no todo ha sido malo, aferrados a la esperanza de que aún les queda mucho camino por recorrer y muchos cumpleaños de una niñita por celebrar.