Es una pregunta que la partera y enfermera obstétrica afrodescendiente Siannie Palmer se ha hecho a lo largo de sus décadas de lucha para mejorar y ampliar el acceso a servicios de salud materna de calidad y culturalmente sensibles en favor de las futuras madres de Costa Rica, y así salvar las vidas de las mujeres.
Palmer ha pasado los últimos siete años en La Palma, Sixaola, apoyando a mujeres embarazadas indígenas y afrodescendientes, que pueden ser especialmente vulnerables a muertes maternas trágicas y evitables. Las investigaciones muestran que las mujeres indígenas de Costa Rica tienen menos probabilidades de beneficiarse de la atención prenatal y el apoyo especializado en el parto, mientras que las mujeres y niñas afrodescendientes de todo el continente americano enfrentan mayores riesgos de mortalidad materna debido al maltrato racista en los sistemas de salud.
“Debemos aprovechar los avances logrados y apuntar cada vez más alto para poner fin al racismo en todas sus formas. Empecemos hoy mismo”.
Respetando las culturas, brindando atención de salud
“Implementamos una propuesta de atención que removió barreras e hizo accesible, cálida y culturalmente pertinente la atención en salud sexual y reproductiva para un grupo de mujeres que se encontraba en situación de vulnerabilidad y había sido excluido”, explica al UNFPA.
Algunos días, esto significa hacer visitas domiciliarias; otros, significa colaborar con los líderes locales para generar conciencia sobre los problemas de salud en la comunidad. Un ejemplo de esta práctica se produjo en 2016, en respuesta a un aumento de la mortalidad infantil en la zona.
En ese momento, “se capacitó a los líderes comunitarios sobre la importancia de la vacunación y los signos de advertencia de infecciones transmitidas por mosquitos, como el dengue y el zika”, explica al UNFPA. “Esta estrategia resultó mucho más eficaz que otras”.
Sus esfuerzos dirigidos a eliminar los obstáculos a la atención de salud materna de calidad se han reflejado a nivel nacional, con políticas de salud que han dado lugar a leyes que garantizan el derecho a la atención prenatal y amplían el acceso a la salud para las comunidades. Estas iniciativas han dado resultados significativos: la tasa de mortalidad materna del país se ha reducido casi un 60% entre 2000 y 2020.
“Me alegra que nuestro país esté cerca de lograr este objetivo, no ha sido fácil”, afirma Palmer. “Mi función ha sido realizar trabajo de base con y para las mujeres en distintos ámbitos (entre ellos, la sala de maternidad de un hospital regional), y facilitar el acceso a la atención a grupos vulnerables”.
En Costa Rica, el UNFPA también apoya iniciativas regionales de atención de salud para mujeres indígenas y migrantes que no tienen acceso a esos servicios. Por ejemplo, la Sra. Palmer llevó atención de la salud sexual y reproductiva a la comunidad de la pequeña ciudad de La Palma, que incluía información y métodos de planificación familiar, detección temprana del cáncer y atención prenatal y posparto.
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