NACIONES UNIDAS, Nueva York – A medida que la pandemia de COVID-19 abruma los sistemas de salud, obliga el cierre de las empresas y provoca un aumento de la violencia de género, las personas con discapacidad se ven especialmente afectadas. Esta es una de las revelaciones clave de una serie de consultas que llevaron a cabo el UNFPA y Women Enabled International (WEI) en los meses de septiembre y octubre, con el apoyo de la Alianza de las Naciones Unidas para Promover los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Incluso antes de la pandemia, las personas con discapacidad ya enfrentaban obstáculos extremadamente altos para acceder a información y servicios de salud sexual y reproductiva. Ahora, con la interrupción de muchos servicios debido a las medidas de confinamiento, estos servicios son aún menos accesibles.
“Hay servicios que no se han prestado... Dicen que durante la [pandemia de] COVID-19, no se pueden prestar esos servicios. Tal vez después", explicó Ruth Kamchacha, en Malawi, durante la reciente consulta.
Como persona con discapacidad visual y directora de un grupo de defensa de las personas con discapacidad, ella conoce muy bien estos desafíos.
Los servicios de salud están cada vez más fuera de alcance
Las mujeres con discapacidad se encuentran entre las más vulnerables, afirmaron participantes en las consultas, que respondieron más de 200 personas con discapacidad en 19 países de todo el mundo.
“La COVID-19 afectó económicamente a las mujeres con discapacidad. Les sumó tensiones... La mayoría está criando a sus hijos por sí solas", explicó la Sra. Kamchacha.
Las presiones financieras, combinadas con el aumento del costo del transporte para visitar las instalaciones sanitarias, hacen que muchas mujeres opten por renunciar a recibir la atención.
“Una encuentra que el minibús que normalmente cuesta MWK 250 cuesta ahora MWK 1.000… Algunas mujeres pensarán, 'para obtener esos servicios tengo que pagar con el mismo dinero que puedo usar para comprar alimentos'".
Incluso en circunstancias normales, los servicios de salud no hacen gran esfuerzo por acomodarse a las personas con discapacidad, se quejó la Sra. Kamchacha.
“Descubrirás que no ofrecen interpretación de lengua de señas” en la mayoría de los centros sanitarios en Malawi. Si bien a menudo hay carteles que proporcionan información a las personas con deficiencias auditivas, "no hay nada que realmente ayude a una persona que no pueda leer por sí sola".
Lo mismo ocurre en otros países...
"Uno de los principales problemas de mi país es la falta de interpretación de lengua de señas en lo que respecta a la salud, específicamente a la salud sexual y reproductiva", se lamentó Niluka Gunawardena, que tiene una discapacidad física y psicosocial. Es profesora universitaria y trabaja con la organización HYPE, en Sri Lanka, que “crea espacios en el ámbito de la atención médica,específicamente enel de la salud sexual, que suelen ser muy exclusivos e inaccesibles”, explicó.
Estigmas peligrosos
Los y las participantes de las consultas informaron haber visto y sufrido el estigma de manera notable en relación con las personas con discapacidad que tienen actividad sexual. Estos tabúes limitan gravemente su acceso a la información y los servicios de salud sexual, e impiden su autonomía sobre sus cuerpos y sus opciones.
"Las mujeres con discapacidad no pueden acceder a la anticoncepción, a anticonceptivos de emergencia, al aborto (incluso si cumplen con una de las tres razones [legalmente] aceptadas) ni al trabajo digno", aseguró Marcela Benavides, que tiene una discapacidad psicosocial, y es presidenta del CIMUNDIS, una organización de defensa de los derechos de las personas con discapacidad en Chile.
"Hay una suposición general respecto de la asexualidad de la mayoría de los casos de discapacidad", planteó la Sra. Gunawardena, "y luego de hipersexualidad, cuando se trata de discapacidades psicosociales o de discapacidades de aprendizaje, lo que significa que la sexualidad de las personas con discapacidad no figura en realidad en la agenda de salud pública".
Las consecuencias de esto pueden ser devastadoras…
La organización de la Sra. Kamchacha, Disabled Women in Africa (Mujeres con discapacidad en África), informó de un caso en el que una mujer con discapacidad llegó a un centro de salud de Malawi para dar a luz. "El personal le profirió, ya sabe, espantosos insultos. 'Como mujer con discapacidad, ¿por qué quedaste en ese estado? ¿por qué quedaste embarazada?'".
Posteriormente la descuidaron durante el parto. "La paciente (o mejor dicho, la víctima) terminó perdiendo a su bebé", explicó la Sra. Kamchacha, "y el marido le puso fin al matrimonio".
En muchos lugares, las personas con discapacidad dependen de grupos de defensa y redes de apoyo comunitario que subsanen las deficiencias. Esos grupos pueden proporcionar información accesible sobre salud sexual y reproductiva, facilitar servicios de salud y ofrecer otros tipos de asistencia. Sin embargo, con la COVID-19, muchos de estos mecanismos se han visto perturbados.
"Otro obstáculo considerable, especialmente en el contexto de la COVID-19, ha sido la ruptura de las redes de apoyo comunitario", admitió la Sra. Gunawardena. “Debido al distanciamiento físico y el aislamiento, las redes de apoyo comunitario se han ido desintegrando”.
Los defensores no se han dejado intimidar
A pesar de estos desafíos, los defensores están trabajando arduamente para garantizar el respeto de los derechos humanos de las personas con discapacidad, incluidos sus derechos reproductivos.
En Sri Lanka, la Sra. Gunawardena y sus colegas organizan foros digitales con dirigentes comunitarios que se ocupan de la salud y los derechos sexuales y reproductivos, la violencia de género y las experiencias de las mujeres con discapacidad.
En Chile, la organización de la Sra. Benavides está trabajando para "brindar una sólida perspectiva feminista" a los líderes que trabajan en materia de derechos de la discapacidad.
En Malawi, el grupo de la Sra. Kamchacha está trabajando con la WEI y el UNFPA para que las personas con discapacidad accedan a información sobre salud sexual y reproductiva durante la pandemia.
En ese sentido, la información obtenida a partir de las consultas de WEI y el UNFPA se están utilizando para elaborar orientación y buenas prácticas que se publicarán a principios del próximo año.