BARACOA, Cuba - El pequeño Luis Daniel duerme tranquilo en los brazos de su madre, Aliannis Romero Cantillo, después de que viniera al mundo bajo agua, vientos huracanados y pedazos de ventanas volando cerca del salón donde a su mamá le realizaron una cesárea para traerlo al mundo en medio del huracán Matthew.
Aliannis era una de las 1600 mujeres embarazadas en Cuba, al momento que el huracán azotó la isla. De éstas, 586 tenían sus partos programados entre octubre y diciembre. Las dos provincias más afectadas por el huracán fueron Guantánamo y Holguín, que representan el 14% de la población de Cuba.
En el caso de una emergencia como esta, en la que más de un millón de personas fueron evacuadas en seis provincias del país, las mujeres tienen sus propias necesidades de salud, desde las relativas a la higiene hasta las complicaciones del embarazo y el parto, que pueden amenazar sus vidas.
Con frecuencia, hospitales y clínicas quedan destruidos o inaccesibles, pero las necesidades sanitarias persisten o incluso aumentan. En muchos casos, los desastres naturales arrasan los establecimientos médicos y obligan a practicar partos en condiciones de riesgo.
Ese fue el caso de Aliannis, el 4 de octubre de 2016, cuando las nubes de tormenta del poderoso huracán Matthew, de categoría 4 en la escala Saffir Simpson, de un total de 5, acechaban a Baracoa, municipio ubicado en el extremo este de Cuba.
Una Respuesta Oportuna
El equipo de UNFPA respondió a la emergencia apoyando el Programa de Atención Materno Infantil, por medio de suministros higiénico-sanitarios, de anticonceptivos, asistencia técnica para proveedores de salud sexual y reproductiva, promoción de salud y prevención de las infecciones de transmisión sexual, así como VIH y sida.
“Ante la emergencia movilizamos kits de higiene, kits de Salud Sexual y Reproductiva (SSR), con medicamentos, insumos e instrumental quirúrgico para enfrentar urgencias en este terreno,” señaló Rafael Cuestas, Representante de UNFPA en Cuba.
El hospital de Baracoa fue uno de los beneficiados con los kits para atender partos y cesáreas de emergencia.
Mil mujeres embarazadas en su tercer trimestre, o puérperas recientes, recibieron kits de higiene para cubrir sus necesidades básicas de higiene tras el paso del evento. Muchas de ellas son parte de familias que perdieron los techos de sus casas, o tuvieron que ser evacuadas a espacios más seguros.
Intervenciones que Salvan Vidas Maternas y Neonatales
Las intervenciones urgentes a fin de asegurar la maternidad sin riesgo pueden significar la diferencia entre la vida y la muerte para las embarazadas y sus recién nacidos.
“Llevaba como una semana ingresada porque había tenido algunas contracciones muy dolorosas, pero aisladas. Pero ese día me sentía bastante mal y cuando por la tarde se empezó a sentir con fuerza la llegada del ciclón, yo ni me atrevía a decir nada. Hasta que finalmente le conté a una enfermera,” recuerda Aliannis. La enfermera le confirmó a la paciente que ya estaba de parto.
Los salones quirúrgicos donde se practican las cesáreas, se encuentran en el extremo opuesto del inmueble, en un piso diferente. En el momento en que el alumbramiento ya era inminente, el hospital se encontraba bajo las ráfagas de viento más fuertes del huracán Matthew, y el recorrido entre un salón y otro se vislumbraba sumamente peligroso.
“Para colmo, en ese momento cortaron la corriente eléctrica e internamente me preparé para enfrentar el riesgo de un parto natural, a pesar de los antecedentes quirúrgicos de la paciente”, contó el doctor Silvio Valdés, ginecobstetra de guardia en el centro de salud durante la noche de la tormenta.
“Por suerte, conectaron el generador de electricidad de emergencia y con el apoyo de un equipo de personas, movimos a la gestante hasta los salones de operaciones y logramos hacer la cesárea. Terminé unos minutos antes de que se agotara la reserva del generador. Todavía estoy medio asustado, pero todo salió bien”, confesó el especialista a un equipo de trabajo del UNFPA que visitó las instalaciones del hospital.
Para Aliannis fue muy impactante ver incluso al director del hospital, junto a personal de mantenimiento y enfermeras ayudando a trasladar su sillón de ruedas por las estrechas escaleras.
“Todo estaba mojado y habían sacado las camas de las salas de ingreso hasta los pasillos para resguardarlas del viento y la lluvia. Algunas ventanas volaron sobre nosotros mientras me cargaban hasta el salón. Luego me dormí y no recuerdo nada más, hasta que desperté cuando el viento y la lluvia ya habían amainado,” narró la madre de 32 años.
Una experiencia que dejó muchas lecciones aprendidas
La cesárea de emergencia le dejó al equipo de obstetras de Baracoa muchas lecciones. Quizás la más importante fue la confirmación del valor del trabajo organizado y en equipo para reaccionar ante coyunturas especiales.
“Existen protocolos escritos para enfrentar huracanes, ciclones, pero durante los días de Matthew descubrimos que teníamos que reinventarlos, improvisar, porque aquí nunca se había visto un fenómeno así. Ahora tenemos que sistematizar y escribir esas nuevas experiencias”, explicó la doctora Indiana Santana Suárez, responsable del Programa de Atención Materno Infantil, PAMI, en Baracoa .
“Los insumos para cesáreas que contiene el kit suministrado por UNFPA fueron muy oportunos, pues hay mucho material como, pinzas e instrumentos, que antes no teníamos,” detalló la doctora Santana.
Texto y Fotos: Dixie Trinquete.