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“Nadie se salva”: la violencia sexual, utilizada como arma en la crisis humanitaria de Haití

“Nadie se salva”: la violencia sexual, utilizada como arma en la crisis humanitaria de Haití

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“Nadie se salva”: la violencia sexual, utilizada como arma en la crisis humanitaria de Haití

calendar_today 19 Agosto 2024

portada
Edrish Justilien es psicólogo en el Hospital Petite Place Cazeau, el cual es apoyado por el UNFPA, en Puerto Príncipe, la capital de Haití. © UNFPA Haití/Wendy Desert

PUERTO PRÍNCIPE, Haití - “Uno de los mayores problemas del país es la inseguridad y la violencia física y sexual que conlleva”, explica Edrish Justilien, de 36 años, psicólogo del Hospital Petite Place Cazeau de la capital de Haití, Puerto Príncipe. 

El Dr. Justilien habló con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), el organismo de las Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva, sobre los riesgos alarmantes que enfrentan las mujeres y las niñas en medio de la actual crisis humanitaria del país. “Los casos de violación son los que estamos viendo con más frecuencia, en su mayoría [cometidos] por bandas armadas”.

La violencia extrema, en particular en Puerto Príncipe, está poniendo en peligro la vida y la salud de millones de personas. Se calcula que 578.000 personas están desplazadas dentro del país, obligadas a abandonar sus hogares y a correr el riesgo de morir, ser violadas, secuestradas y vivir en condiciones de hacinamiento e inseguras. Muchas de ellas sufren graves trastornos psicológicos y se observa un aumento alarmante de las tendencias suicidas.

Para las mujeres y las niñas, se trata de una batalla que se libra en sus cuerpos, ya que las bandas utilizan la violencia sexual como táctica para infundir miedo y tomar el control de barrios enteros. “Nadie se salva: esto nos obliga a todos a vivir en un estado de vigilancia”, afirma el Dr. Justilien.

“Personalmente tengo miedo de que cuando un familiar o alguien cercano a mí salga a la calle, le pueda pasar algo”.

Aunque los informes de violación y abuso sexual están aumentando, no muestran totalmente la verdadera magnitud de estos delitos. “[Las sobrevivientes] a menudo no quieren denunciar, principalmente por miedo a ser revictimizadas”, dijo el Dr. Justilien.

Como los servicios de protección y respuesta a la violencia de género están restringidos o suspendidos en medio de la inseguridad, el UNFPA está apoyando al Hospital Petite Place Cazeau para ayudar a las sobrevivientes, de las cuales solo alrededor del 3 por ciento puede recibir tratamiento dentro de las 72 horas posteriores al ataque, según los informes. "Las orientamos y nos aseguramos de que reciban una atención integral", explicó el Dr. Justilien. "Esto incluye apoyo psicológico, anticoncepción de emergencia y pruebas y tratamiento contra infecciones de transmisión sexual".

A través del centro de salud, los pacientes reciben un seguimiento continuo para garantizar su recuperación física y mental. “Las visitas constantes son vitales; poco a poco, pueden recuperar su vida”.

Una crisis generalizada

La situación ha tenido un gran impacto no solo en las personas que han sido víctimas de violencia, sino también en quienes están decididos a ayudarlas. “Emocionalmente, puede ser muy duro”, dijo el Dr. Justlien. “La historia de un paciente puede hacer resurgir experiencias que tú o alguien cercano a ti ha tenido”.

“Para apoyar a la gente de forma eficaz, también hay que cuidarse uno mismo”.

Fabienne* fue violada repetidamente por pandilleros cuando iba a buscar agua en Puerto Príncipe. © UNFPA Haití/Wendy Desert

Fabienne* es una sobreviviente de violencia sexual y una de las pacientes del Dr. Justilien. Después de huir de su casa en Puerto Príncipe, se fue a vivir con su tío en un barrio relativamente más tranquilo.

“Un vecino tenía un lavabo en el patio donde podíamos sacar agua”, dijo. “Un día, entré al patio y encontré a un grupo de personas sentadas allí. Me dijeron que el vecino había dicho que les daría la llave de la casa. Les dije que no tenía la llave, que solo tenía acceso para que pudiéramos sacar agua del patio”.

Pero los hombres eran en realidad pandilleros que la mantuvieron cautiva y la ataron con una cadena bajo el sol abrasador. “Luego me golpearon y me violaron”.

Aunque sus agresores acabaron liberándola, la mantuvieron bajo vigilancia constante. “Vigilaban la casa, pero una noche logré salir y llegué al hospital. [Aquí] me atendieron muy bien, fue la mejor decisión que pude haber tomado”.

La agresión le causó un profundo trauma físico y psicológico. “Antes era una persona alegre y extrovertida. Después me volví cerrada y recelosa de todo el mundo. Siempre estoy llorando [...] No fue fácil para mí vivir esta experiencia”.

“El consejo que daría a todas las chicas jóvenes que han sufrido abusos es que busquen un lugar donde desahogarse, que acudan a un psicólogo, que no intenten suicidarse como forma de escape”.

Esperanza por un futuro mejor

El acceso a la atención sanitaria, a los servicios sociales y a la asistencia psicológica es cada vez más escaso. Muchos hospitales han cerrado o reducido su actividad porque se están quedando sin medicamentos y sin personal.

Menos de la mitad de los centros de salud de Puerto Príncipe están en pleno funcionamiento y la mayoría están completamente desbordados.

Una escuela secundaria en Puerto Príncipe se convirtió en un lugar de desplazados, donde las condiciones de vida son peligrosas y terribles. © UNFPA Haití/Wendy Desert

El UNFPA está proporcionando medicamentos y suministros, incluso para el tratamiento clínico de las violaciones, a 12 centros de salud de la capital y la región circundante. También está apoyando a tres hospitales de Puerto Príncipe para garantizar servicios esenciales de salud materna. Igualmente, están funcionando clínicas móviles en ocho sitios de desplazados para apoyar la salud sexual y reproductiva de mujeres y niñas, así como líneas telefónicas directas para sobrevivientes de agresión sexual y espacios seguros que brindan apoyo psicológico y médico.

Al hablar de su dedicación, el Dr. Justilien confiesa: “Hago este trabajo con amor y pasión. Pongo todo de mí, toda mi vida en ello, porque lo que aspiro es a crear una nueva sociedad y permitirnos respirar aliviados”.

Fabienne espera “que todo cambie para el país; mi sueño es ser médica para poder servir a mis hermanos y hermanas en Haití”.

*Su nombre fue cambiado por privacidad y protección.