Usted está aquí

NACIONES UNIDAS - Invertir en la planificación familiar significa invertir en la salud y los derechos de adolescentes, mujeres y las parejas en el mundo entero. Estas inversiones contribuyen a impulsar el desarrollo y son fundamentales para el éxito de la Agenda 2030.

Este año, el Día Mundial de la Población (11 de julio), coincide con la Cumbre de Londres sobre la Planificación Familiar, la segunda reunión del consorcio de donantes y actores que integran la iniciativa PF2020 (Planificación Familiar 2020), la cual tiene como objetivo ampliar el acceso a servicios de planificación familiar voluntaria a 120 millones de mujeres más para el año 2020.

Una Mirada a la Demanda Insatisfecha de Anticonceptivos

El acceso a servicios de planificación familiar segura y voluntaria es un derecho humano, además de ser fundamental para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, así como , se considera un factor clave para la disminución de la pobreza.

A nivel global, alrededor de 214 millones de mujeres que actualmente desean evitar un embarazo no se encuentran usando métodos de planificación familiar seguros y eficaces.

En América Latina y el Caribe, el 65% de las mujeres en edad reproductiva (15 a 49 años) desean evitar un embarazo. 24 millones de mujeres tienen una necesidad insatisfecha de métodos anticonceptivos modernos y 18 millones no utilizan ningún método. Se estima que el 66% de los embarazos no intencionales provienen de mujeres con necesidades insatisfechas de anticoncepción.

A pesar de que se estima que el uso de métodos anticonceptivos modernos se ha duplicado a nivel mundial, al pasar de un 36 por ciento en 1970 a un 64 por ciento en el 2016, aún resta mucho por hacer para garantizar que todas las mujeres puedan disfrutar de su derecho a decidir si se embarazan, en qué momento hacerlo y el espaciamiento de sus embarazos.

El Efecto de la Planificación Familiar en las Adolescentes

En América Latina y el Caribe, se estima que existe una población de 160 millones de jóvenes. Uno de los elementos que incide de manera significativa en la situación de vulnerabilidad de las adolescentes es el embarazo no planificado. La región tiene la segunda tasa más alta de embarazos adolescentes del mundo.

De acuerdo a estimaciones de Naciones Unidas, a nivel global nacen aproximadamente 14 millones de niños de madres adolescentes, entre 15 y 19 años, de los cuales alrededor de 2 millones ocurren en América Latina y el Caribe, lo que representa el 13% de todos los nacimientos. De acuerdo a las mismas estimaciones, dos de cada tres de nacimientos, aproximadamente 1,250,000 ocurren en los países del Cono Sur.

Según el último reporte publicado por el Guttmacher Institute (2017), en América Latina y el Caribe, si todas las mujeres adolescentes que necesitan anticoncepción moderna los usarían, el total de embarazos no intencionales se reduciría en un 43%, de 3.6 a 2.4 millones por año.

Esto se traduciría en una reducción de 400 mil embarazos no planeados y 600 mil abortos inducidos, de los cuales se estima que casi todos se producen en condiciones inseguras.

Cuando una adolescente queda embarazada o tiene un hijo, su salud, educación, potencial de obtener ingresos y todo su futuro puede quedar en riesgo, y atrapada en una vida sumida en la pobreza y la exclusión, sin posibilidades de desarrollo y potencial plenos.  

Una Cuestión de Derechos

Las necesidades, aspiraciones y circunstancias que viven las adolescentes y mujeres son factores relacionados intrínsecamente al ejercicio de los derechos humanos, ya que permiten la decisión libre y responsable de cuántos hijos tener y cuándo tenerlos. Hacer valer el derecho de las mujeres y adolescentes se traduce en mejores oportunidades para ellas, las familias y la sociedad en general.

Las inversiones en planificación familiar, permiten crear un ciclo de empoderamiento que contribuye a formar mujeres y familias más saludables, educadas, económicamente productivas y más felices.

La planificación de la familia se considera un derecho humano, por consiguiente, debe estar al alcance de todos quienes deseen ejercerlo. Sin embargo, la realidad es que este derecho no está al alcance de todos, especialmente de aquellos que viven en condiciones vulnerables. Obstáculos tales como la calidad y disponibilidad de servicios de salud que incluye consejería y suministros unidos a las limitaciones de carácter socioeconómico son parte de una problemática persistente que tenemos que superar con urgencia.

Esteban Caballero, Director Regional de UNFPA para América Latina y el Caribe, señala que "en lo que se refiere a planificación familiar es muy importante combinar dos cosas: la disponibilad y acceso a la información y a los servicios, con un menú de opciones útil para las diferentes expectativas y el total respeto al derecho de las mujeres a decidir si tener hijos, cuántos tener y cuan espaciados".

En América Latina y el Caribe, si se logra cumplir con el 100% de cobertura de métodos anticonceptivos, así como cuidados maternos y neonatales, habría un ahorro de $1,975 millones en los costos de la atención médica. El costo por persona se reduciría de $10.26 a $9.59.

Una Inversión Rentable

Alcanzar los Objetivos del Desarrollo Sostenible a nivel mundial para el año 2030 dependerá en buena medida del éxito que se obtenga en garantizar la salud y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, adolescentes y jóvenes.  Responder a la necesidad insatisfecha de planificación familiar es una de las inversiones más rentables que conocemos.

La Dra. Natalia Kanem, Directora Ejecutiva Interina, del Fondo de Población de las Naciones Unidas, asegura que “las inversiones en planificación familiar ayudan a crear prosperidad para todos”.

“Hacemos un llamado a los 179 gobiernos que ratificaron el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de El Cairo de 1994, de modo que cumplan con sus compromisos para poder alcanzar el acceso universal a la salud sexual y reproductiva, incluida la planificación familiar voluntaria,” señala la Dra. Kanem. 

Aquellas mujeres que cuentan con opciones y una mejor salud sexual y reproductiva están más empoderadas para buscar y mantener mejores empleos, para su desarrollo personal y contribuir a sus familias, sus naciones y la prosperidad regional y global. Sus familias tienen una mejor situación económica y sus hijos reciben una mejor educación, ayudando a detonar un ciclo de prosperidad que se extenderá a generaciones futuras. Todo ello genera dividendos demográficos y contribuye a la prosperidad global.

 

Texto: Guadalupe Valdés. 

Más Destacados