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Retomar el potencial y la esencia de las adolescentes madres

Retomar el potencial y la esencia de las adolescentes madres

Nota de prensa

Retomar el potencial y la esencia de las adolescentes madres

calendar_today 26 Septiembre 2022

Francini tiene tatuado un girasol, que representa la luz que ha encontrado en diferentes actores que le han acompañado
Francini vive en una zona costera, en Garabito, en el Pacífico Central de Costa Rica

Francini es una joven puntarenense, madre a los 14 años, que ha crecido desde su liderazgo, confianza, resiliencia y pasión para que el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de las adolescentes sea una realidad.

 

Aunque los embarazos en la adolescencia han disminuido en Costa Rica en los últimos años, las cifras siguen mostrando una vulneración a los derechos humanos de las adolescentes. En el 2021, cada semana, se dieron 3,8 nacimientos en niñas de 14 años o menos. Ese mismo año, hubo 4850 nacimientos de adolescentes entre los 15 y 19 años.

 

“Era una adolescente que tenía muchos sueños y muchas metas, era sumamente divertida y quería literalmente comerme el mundo. Y llega un embarazo totalmente inesperado, con cero información además de cómo sobrellevar ese embarazo. Y ya después lo que implica cuidar a un ser que depende completamente de vos, y tenés que hacerte responsable de esa persona, de cuidar,  de chinear, de darle muchas cosas”.

Ana Francini González Avalos es vecina de Garabito, Puntarenas, en el Pacífico Central de Costa Rica. Vive muy cerca de Playa Herradura, en una zona sumamente turística del país, cerca de un hotel de lujo. Su casa, construida al lado de la casa de su mamá, se ubica en un lugar conocido como Parcelas, un sitio al que se le conoce como “tierra de nadie”, pues años atrás muchas familias pagaron a quien falsamente decía ser dueño de los terrenos. Hoy viven con la incertidumbre de que en cualquier momento les pueden desalojar, como ya ha pasado a otras familias.

 

 

Ahí vive con su hijo Tairon, un niño de 7 años, de larga melena, inquieto, inteligente, que ya sabe leer y quiere aprender mucho. De tal palo, tal astilla ya que durante la escuela, Francini fue siempre cuadro de honor, a pesar de haberse criado en un ambiente de desigualdad y poco acceso a la información, en muchos temas.

 

“Cuando quedé embarazada tenía 13 años, estaba en sexto grado de la escuela. Cuando una crece en condiciones de vulnerabilidad, usualmente no tiene acceso a información científica, sensible, que le llegue de forma correcta y favorezcan la toma de decisiones autónomas”, explica Francini, a la vez que agrega que ni ella ni su novio en ese momento, un vecino de una edad similar, sabían sobre métodos anticonceptivos ni de barrera. “Se habla desde los mitos, desde el tabú, desde el miedo, literalmente: ‘no lo hagas’, pero no hay un porqué no lo hagas, entonces ahí nace la duda, hay más tabú”, afirma.

 

Al quedar embarazada, su vida dio un giro. Tuvo que enfrentar el estigma social, el constante señalamiento de quienes le decían: “ ya no vas a poder estudiar, ya no vas a poder seguir con tus metas ya se acabó tu vida”.

 

En Costa Rica, los nacimientos en adolescentes han disminuido gracias a políticas públicas y programas que han llevado más información a escuelas, colegios y más servicios de salud sexual y reproductiva. Según datos actualizados por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) con base en datos de estadísticas vitales del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), mientras que en el año 2000, los embarazos en menores de 19 representaban un 20,5 %, en el 2021 fueron un 8,9%. Ver infografías con datos del 2021.

 


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En el 2000 se registraron aproximadamente 12 nacimientos en niñas de 14 años o menos, cada semana, para el 2021 esta cifra disminuyó a 3,8. En este mismo año, los nacimientos en niñas de 14 años o menos representaron el 0,4% de los nacimientos totales, en el 2000 representaron el 0,8%.  

 

En el 2000 se registraron aproximadamente 44 nacimientos en adolescentes de 15 a 19 años cada día, esta cifra disminuyó a 13 en 2021. Para el 2021 se dieron 5.047 nacimientos en niñas y adolescentes de 19 años o menos. En 631 de los casos, las niñas o adolescentes reportaron que ya tenían otro hijo o hija (12,5%). Ver folleto sobre nacimientos en niñas y adolescentes, 2021  https://bit.ly/3UDbPfY

 

Sin embargo, la historia de Francini se repite en muchas partes del país y las historias de las adolescentes madres demuestran que falta mucho por hacer.

 

Francini muestra orgullosa su título de bachiller de educación secundaria (Foto: Priscilla Mora).

“Hemos avanzado como país pero todavía no  hemos llegado a la meta. Las acciones de prevención y de atención deben involucrar a las familias, comunidades, organizaciones sociales, instituciones y sector privado. Debemos mejorar la forma en que nos comunicamos con las personas adolescentes, los medios desde los cuales construyen su conocimiento para la vida y la socialización. También tenemos el reto de abrir más oportunidades para las adolescentes que ya se enfrentan al reto de la maternidad para que no se vean obligadas a renunciar a sus planes y sueños”, manifiesta Juan Luis Bermúdez, Jefe de Oficina de UNFPA Costa Rica.

 

 Uno de los retos que enfrentan las adolescentes es la  violencia en la atención de salud y la violencia obstétrica en el momento del parto. Según Francini es un tema poco abordado, pero una situación “horrible”.                                                                                                      

                                                    

Trabajo en equipo para salir adelante

 

Francini nos pregunta que si nos gusta comer tortilla palmeada y nos ofrece hacernos unas para desayunar el día que vamos a visitarla. La encontramos recién bañada, luego de haber cumplido varios deberes hogareños y laborales y alistando la masa para echar las tortillas en el comal.

 


  

 

“Me encanta palmear tortillas, cuando tenía 6 años mi mamá me enseñó a hacerlas, ella participaba en actividades de mujeres entonces, para las meriendas compartidas, Mami se ofrecía para hacer tortillas y las otras ponían picadillo, por ejemplo. Haciendo tortillas compartíamos con las demás mujeres”, nos cuenta. Desde muy pequeña Francini aprendió el valor del trabajo en equipo y la sororidad, valores que hoy la acompañan en su día a día.

 

Su madre fue quién la motivó para retomar el estudio, que había dejado debido a  la exclusión educativa que vivió al sentir que su horario de 7 a.m. a 4 p.m. en el colegio no era compatible con su rol de mamá, porque también era complicado buscar a alguien para el cuido.

 

En el 2017 se vincula con el Proyecto Girasoles de la Fundación Paniamor. “Ahí se potencian a través del proceso muchas cosas en mí, mi confianza, mis habilidades para el empleo y ahí nace una nueva Francini que empieza a apostar por sí misma y por seguir vinculada y comprometida con su crecimiento”.

 

Esto le da la oportunidad de conocer el Centro Cívico por la Paz de Garabito y a través de ahí participa en un campamento nacional de juventudes, organizado por el UNFPA.

 


 

“Ahí es donde empiezo a vincularme con UNFPA y a conocer sobre todas estas temáticas de derechos sexuales y reproductivos, a empaparme también más del tema de género, violencia basada en género, derechos humanos, derechos específicos para mujeres, juventudes, el enfoque de juventudes y encuentro mucha pasión por todo este tipo de temáticas”, cuenta.

 

A partir de ese momento se revela todo el potencial de Francini, tanto así que desde las oficinas nacional y regional (América Latina y el Caribe)  de UNFPA se le contrata para ser facilitadora en actividades con personas jóvenes.

 

“Yo he trabajado de cerca con otras adolescentes madres en conjunto con UNFPA. Nuestras realidades son muy difíciles, son muy diversas, pero a todas nos marca el ser adolescentes madres y en condiciones de vulnerabilidad”, reflexiona.

 

Para el evento del Día Mundial de Prevención del Embarazo en la Adolescencia, escribió un manifiesto sobre la situación de adolescentes madres, que leyó junto a Cheymi Gallardo (Foto Adrián Arias).

“Una necesita mucho apoyo, que el Estado, la sociedad,  siga garantizando nuestros derechos. Las personas necesitan pasar por un proceso de sensibilización con las historias de nosotras, de las adolescentes madres y de las mujeres jóvenes que estamos maternando, para poder, desde su conciencia, desde sus privilegios y oportunidades, abrir otras oportunidades a otras mujeres jóvenes que están en condiciones de vulnerabilidad y desigualdad”, afirma.

 

“Y hacer caso omiso de todo lo que viene de afuera que usualmente es muy dañino, las críticas, la discriminación, el estigma y demás y empezar a apostar también por nosotras, por nuestro potencial, por nuestras metas y  sueños. Al final una sigue siendo una adolescente, quiere seguir estudiando, divirtiéndose, desarrollando su vida de una forma integral a como tenía  que hacerlo sin ese  embarazo”, concluye.

 

Francini sueña con poder retomar su carrera en psicología la cual tuvo que suspender pues a inicios de año murió el papá de Tairon y ella tuvo que asumir toda la carga económica, de cuido y crianza. También sueña con encontrar un trabajo digno para mejorar su calidad de vida y seguir creciendo como familia, con Tairon y su pareja, Jimena.

 

Lea el manifiesto escrito por Francini para el Día Mundial de Prevención del Embarazo en la Adolescencia 2022 aquí

 

Conozca más de la historia de Francini en este video: https://youtu.be/DfmvHdG3o24

 

Remote video URL

 

 

 

 

Texto: Gabriela Rodríguez Hernández, UNFPA Costa Rica / grodriguez@unfpa.org 

 

Fotografías: Priscilla Mora Flores,  Adrián Arias Corrales, Colectivo Nómada.

Otras fotos en: https://bit.ly/3SgJ0V2