De manera particular, el dividendo demográfico puede sentar las bases para incrementar el ahorro para el retiro, ya que existe un número mayor de trabajadores generando ingresos, ahorrando e invirtiendo sus ingresos en una economía más dinámica. En condiciones ideales,
el efecto de onda expansiva de este ciclo virtuoso conduce a numerosos beneficios sociales en todo un país, incluidos mejores niveles de vida y una mejor preparación para el retiro. Sin embargo, para poder materializarse, estos beneficios exigen un conjunto robusto de políticas. Algo esencial para poder lograr estos beneficios es contar con tasas de ahorro más altas. Aquellos programas dirigidos a alcanzar una variedad de objetivos económicos y de desarrollo relacionados –tales como reducir la pobreza, aumentar la productividad, facilitar la participación laboral de las mujeres, ampliar el acceso a la educación y mejorar la inclusión financiera– a la postre pueden empoderar a más personas de modo que puedan integrarse a la fuerza de trabajo y comenzar a ahorrar e invertir para el retiro. A su vez, este incremento en el ahorro y la inversión puede generar mayores beneficios macroeconómicos y en el área del desarrollo humano, haciendo realidad la promesa del dividendo demográfico.
Para acelerar estas dinámicas, los países de América Latina (AL) pueden considerar una variedad de pasos para aumentar las tasas de ahorro de manera importante. Estas tasas han mantenido un nivel relativamente estable por décadas, lo cual apunta a la necesidad de reevaluar las políticas y programas existentes con el fin de capitalizar el dividendo restante. Podrían seguir el ejemplo de muchos países en etapas demográficas más avanzadas, que fortalecieron sus sistemas de retiro y sus tasas de ahorro en preparación para el envejecimiento demográfico.