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El matrimonio y las uniones infantiles, tempranas y forzadas es un grave problema de derechos humanos que afecta a millones de niñas y adolescentes de todos los países, culturas, religiones y etnias, que limita su pleno desarrollo y disfrute de la infancia y adolescencia, y que se asocian, en muchas ocasiones, a contextos de precariedad, abuso y sufrimiento que se extienden a lo largo de toda su vida y la de sus hijas e hijos. 

Durante los últimos años se ha observado una ligera reducción en ciertos países en los índices de uniones y matrimonios con niñas y adolescentes. Según reportes del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en la última década, a nivel mundial la proporción de mujeres que se casaron cuando eran niñas o adolescentes se redujo un 15%, pasando de ser una de cada cuatro mujeres menores de 18 años, a una de cada cinco niñas y adolescentes, con lo cual se evitaron aproximadamente 25 millones de matrimonios. 

El fuerte componente de género de esta práctica nociva es revelado por el hecho de que el MUITF afecta en su gran mayoría a las niñas -de acuerdo a diversos estudios en el tema, la tasa mundial de matrimonio infantil en los niños equivale a tan solo una quinta parte de la de las niñas.