ZULIA, Venezuela - La historia de Omaira Opikuko, una mujer del Pueblo Indígena Yukpa, habitante de la comunidad indígena Misión los Ángeles del Tukuko, en Venezuela, ofrece una valiosa y conmovedora perspectiva sobre la importancia de la planificación familiar y el acceso a métodos anticonceptivos modernos para que todas las mujeres puedan ejercer libremente el derecho a decidir sobre sus vidas y cuidar de su salud. Decidir si quieren ser madres, cuántos hijas o hijos tener y cuándo hacerlo.
“En mi último trabajo de parto estuve al borde de la muerte”, recuerda estremecida Omaira. Hace 3 años, ella tenía 6 hijos e hijas y no quería volver a quedar embarazada porque le preocupaba que su vida estuviera nuevamente en peligro y no pudiera ver a sus hijos crecer. Omaira padece de un prolapso uterino y tuvo una hemorragia casi fatal en aquel parto.
“Ya que UNFPA vino, nos dio una charla, a mí me gustó. Yo llevé a mi esposo y yo le dije: ‘Hasta aquí ya yo llegué, yo quiero ponerme ese aparato’”.
Durante la provisión de anticonceptivos en una comunidad indígena organizada por UNFPA Venezuela, Omaira tomó la decisión informada de colocarse un dispositivo intrauterino (DIU) y dejar de tener miedo. Maira y otras 3,841 mujeres indígenas han accedido a métodos anticonceptivos reversibles, de manera informada, a través de servicios apoyados por UNFPA desde 2020.
Planificación familiar: un derecho esencial
En Venezuela, el alto costo de las medicinas, el personal médico limitado, y el deterioro de los servicios médicos han puesto la salud y dignidad de las mujeres en riesgo. El acceso a métodos anticonceptivos puede ser limitado por diversas razones, como el elevado costo de estos en relación con los ingresos de la población en mayor situación de vulnerabilidad. Esta situación representa un desafío adicional para las mujeres, que deben equilibrar sus necesidades básicas con su salud sexual y reproductiva.
Para las mujeres indígenas, el acceso a servicios de planificación familiar puede ser aún más complejo debido a factores culturales, económicos y la distancia a los centros de salud. Estas barreras pueden poner en riesgo la vida de mujeres como Omaira y dificultan que ellas puedan ejercer plenamente sus derechos sexuales y reproductivos.
“No quiero tener más miedo”
La historia de Omaira Opikuko es un testimonio de la resiliencia y determinación de las mujeres indígenas frente a estos significativos desafíos.
Cuando Omaira nos compartió su historia, tenía 26 años y 6 hijos. En la actualidad, a sus 29 años, es madre de 7 hijos e hijas. Omaira quedó embarazada nuevamente tras una expulsión del DIU. Después de dar a luz, accedió a un implante subdérmico, que actualmente le brinda una opción anticonceptiva segura y a largo plazo.